“Lo que quisiera gritar”
LSD1977
Mamá, una palabra que encierra amor, ternura y responsabilidad, pero sobre todo, una fortaleza que debe ser inquebrantable. Y no es porque en realidad la tenga, sino porque así lo necesita el resto de la familia.
En México, es una ironía que el pilar de la casa sea al mismo tiempo el menos considerado, “la reina del hogar” es tan sólo una etiqueta que se enarbola dentro de una sociedad en la que el hombre tiene muchas más oportunidades para desarrollarse personal y profesionalmente.
“Me siento satisfecha, mi familia es mi todo”, son frases que realmente salen del corazón cuando te dedicas a las labores de la casa, sin embargo, en las charlas de café, en la carnicería o incluso en la puerta mientras vigilan a los hijos o a los nietos se les escucha decir… “me hubiera gustado estudiar algo”.
Y es que en la brecha generacional, vemos a madres de familia, que hoy son abuelas, recordar cuando de jóvenes intentaban abrirse paso en la vida profesional como secretarias, recepcionistas, o incluso auxiliares… “¿y qué pasó abuela? / Pues me casé”. Ya que ser profesional era de “mujeres solas”, y si ya te casaste, ¿para qué trabajar?
Por otra parte, hoy en día vemos a madres de familia que apenas sobrepasan los 20 años, llevando a sus hijos de 8 a la escuela, “no me dieron el trabajo” comentan en las pláticas mañanera… jóvenes “hijos de casa” que estaban a punto de iniciar la preparatoria, cuando, por la modernidad y el alto contenido sexual en televisión y cine, se sintieron con la suficiente madurez para iniciar una relación sexual pero aún no contaban con la madurez para llevar un hogar o educar a una persona.
Ambas lloran en un rincón, al apagarse las luces después de acostar a los niños, encerradas en el baño, dándole la espalda al marido y abrazando la almohada, otras fumando un cigarrillo en el patio trasero, mirando al cielo, pensando por un momento, “qué hubiera pasado si…”, es ese único instante donde son ellas mismas y toman la siguiente bocanada de aire para continuar.
La experiencia nos dice que nunca es tarde para que ese respiro las dirija por un nuevo camino, vencer miedos y poder llevar la etiqueta que una misma desee: doctora, abogada, ingeniera, escritora, maestra, policía, y por qué no… ama de casa, madre, la reina del hogar por convicción y no por obligación.
Pero esto es sólo un poco de lo que se ve, por el ojo de la cerradura