Análisis del videojuego «Stray»: jugar como un gato es único y entrañable, pero le falta garra
Desde el momento de su presentación, el videojuego «Stray» ya tenía elementos atractivos y diferenciadores para llamar la atención de los jugadores: su propuesta y estética.
Un videojuego de controlar a un gato callejero en una ciudad cibernética del futuro con atmósfera cyberpunk. Si a esto se le suma que iba a ser distribuido por Annapurna Interactive, quien ha estado al cargo también de joyas independientes y diferentes como «What Remains of Edith Finch»,»Outer Wilds» o «Sayonara Wild Hearts», las expectativas crecían. Y el resultado final confirma que el titulado desarrollado por BlueTwelve Studio es una obra más que notable, satisfactoria, con una gran ambientación y con buenas ideas a la hora de plantear puzzles y situaciones capaces de provocar sonrisas entre los jugadores (especialmente entre los amantes de los felinos).
En «Stray», los jugadores encarnan a un gato callejero que debe recorrer y escapar de una ciudad cibernética llena de robots y extrañas criaturas en la que no quedan humanos. A su vez, debe descubrir qué ocurrió en ese lugar. Para ello cuenta con B-12, un pequeño dron al que conoce en su periplo. La aventura puede finalizarse fácilmente en unas 6 horas realizando una exploración moderada de los entornos, pero puede llegar a las 10 horas para quienes quieran completar todo.
Es precisamente en esa idea de recorrer esta ciudad futurista donde radica una de las principales fortalezas de la obra: sus mecánicas jugables son efectivas y están bien implementadas para generar situaciones variadas.
En primer lugar se destaca el movimiento del gato. Se nota el empeño en querer hacer un animal realista y reconocible por cualquier que haya observado a estos felinos corriendo, cojeando, saltando, posándose y hasta ronroneando. A la hora de desplazarse, no solo es visualmente agradable, sino que resulta grácil y fluido. En lugar de permitir que el gato pueda saltar cuándo y dónde quiera, en BlueTwelve Studio han preferido hacer que solo sea a aquellos elementos que el juego te marca mediante un símbolo. De esta forma se evitan situaciones de caos.
Además de esta acertada mecánica de desplazamiento, el gato es capaz de dormir, frotarse contra otros seres y maullar. Sí, hay un botón de maullar. Y este no está ahí solo como curiosidad. También cumple una función para atraer a ciertos enemigos. Todos estos elementos favorecen a la inmersión que supone jugar como un gato. En cuestión de minutos es fácil sentirse ágil desplazándose por los diferentes elementos verticales que se podían esperar en una ciudad futurista de corte cyberpunk. Es ahí donde entra en juego otra de las fortalezas del título: una aplicación muy inteligente del diseño de niveles para crear diferentes puzzles en los que se aplican los distintos movimientos y habilidades del felino.
No obstante, es precisamente en el diseño de la citada ciudad y estética cyberpunk donde se genera una sensación agridulce. El estilo artístico y la ambientación del escenario donde se desarrolla el juego es brillante y atractiva. Hay escenarios llenos de recovecos que cuentan historias con tan solo mirarlos. Es interesante conocer más de los robots que habitan en dicho lugar y descubrir más de lo que está ocurriendo en esta ciudad. Pero, al igual que ocurre con otros videojuegos que utilizan escenarios futuristas similares, los escenarios distópicos cibernéticos terminan algo desaprovechados por querer ser solo una máscara estética. El continente es llamativo: bajos fondos con edificios con carteles con neones y tipografías asiáticos, zonas hipervigiladas… pero no se aprovecha para crear ningún mensaje ni reflexión que le dieran más peso al contenido. «Stray» parece querer juguetear por momentos con ideas sobre la inteligencia artificial, la humanidad, la libertad… No los necesita para ser divertido y satisfactorio, pero deja ese interrogante de «¿y si…?».
El otro problema es una trama argumental en la que puede ser difícil conectarse con sus personajes. El gato sí cumple con lo que se espera de él: ser un ser curioso que se mueve por pura supervivencia. Pero al resto les falta ‘punch’. Algunos robots son carismáticos, pero el desarrollo de B-12 se percibe como acelerado y repentino.
Conclusiones
«Stray» destaca por saber emplear bien sus armas y por no querer ser un título demasiado ambicioso. En el plano del movimiento, de la variedad de situaciones y en la exploración de ese mundo, es magnífico. Pero no logra ser sobresaliente ni un título indispensable debido al lado narrativo y argumental. Tampoco necesita ser eso. Solo quiere ser una aventura fresca y entrañable. Una obra idónea para disfrutar entre entregas de las grandes producciones y presupuesto o para desconectar de propuestas tan clónicas.
«Stray» está disponible desde el 19 de julio para PS4, PS5 y Microsoft Windows.
Fuentes: CNN