domingo, noviembre 24

¿Cómo afecta el calor el funcionamiento de nuestro cerebro? Te explicamos

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Estudios muestran que las áreas del cerebro responsables de enmarcar y resolver tareas cognitivas complejas se ven afectadas por el estrés por calor.

Una ola de calor ‘cocina’ al mundo. En Europa ha desatado una serie de incendios forestales, mientras que en México la sequía ya afecta el abasto de agua en zonas del norte del país como Monterrey.

El calor tiene múltiples efectos en nuestra salud física -la deshidratación es el daño más común- y mental.

A nivel mental, el calor puede afectar la capacidad de pensar y razonar, además de exacerbar problemas mentales.

Las investigaciones muestran que las áreas del cerebro responsables de enmarcar y resolver tareas cognitivas complejas se ven afectadas por el estrés por calor.

Un estudio de estudiantes en Boston encontró que aquellos en habitaciones sin aire acondicionado durante una ola de calor se desempeñaron un 13 por ciento peor que sus compañeros en las pruebas cognitivas y tuvieron un tiempo de reacción un 13 por ciento más lento.

Lo que sucede con el hipotálamo

Específicamente, el hipotálamo es la parte del cerebro que se ve afectada por el calor. Este es la región del cerebro que regula la temperatura y nos permite mantener una temperatura constante de unos 37 ℃, independientemente de la temperatura ambiental.

Pero cuando nuestro cuerpo alcanza temperaturas por encima de los 40 ℃, el hipotálamo deja de funcionar correctamente y no controla nuestro sistema natural de enfriamiento, la transpiración (el sudor).

Es entonces cuando las personas podemos sufrir un golpe de calor.

En esta situación, el sistema nervioso es especialmente vulnerable.

Como el hipotálamo tiene que trabajar en exceso para mantener una temperatura corporal adecuada, deja en un segundo plano otras funciones vitales como la atención, que se ve ralentizada.

Algo similar pasa con el sistema de comunicación cerebral. Los impulsos nerviosos tardan más en propagarse y por tanto nuestra capacidad de respuesta es mucho más lenta. Estamos, por tanto, más cansados y apáticos.

Todo esto afecta a nuestro estado de ánimo, causando irritabilidad y confusión.

Con el calor las proteínas se desnaturalizan -pierden su estructura, se derriten- lo cual afecta y mucho a las neuronas.

Efectos del calor en la salud mental

Las altas temperaturas también pueden empeorar los síntomas en las personas con problemas de salud mental. Las olas de calor, así como otros fenómenos meteorológicos como inundaciones e incendios, se han relacionado con un aumento de los síntomas depresivos en las personas con depresión y un aumento de los síntomas de ansiedad en las personas con trastorno de ansiedad generalizada.

También existe un vínculo entre la temperatura alta diaria y el suicidio y los intentos de suicidio. Y, en términos generales, por cada aumento de un grado centígrado en la temperatura promedio mensual, las muertes relacionadas con la salud mental aumentan en 2.2 por ciento. Los picos en la humedad relativa también resultan en una mayor ocurrencia de suicidios.

La humedad y la temperatura, que están cambiando como resultado del cambio climático inducido por los seres humanos, se han relacionado causalmente con un aumento de los episodios maníacos en personas con trastorno bipolar. Este estado de la enfermedad causa un daño significativo y puede dar lugar a la hospitalización por psicosis y pensamientos suicidas.

Otros problemas se plantean por el hecho de que la eficacia de importantes fármacos utilizados para tratar enfermedades psiquiátricas puede reducirse por los efectos del calor. Muchos medicamentos aumentan el riesgo de muerte relacionada con el calor, por ejemplo, los antipsicóticos, que pueden suprimir la sed y provocar que las personas se deshidraten. Algunos medicamentos funcionarán de manera diferente según la temperatura corporal y el nivel de deshidratación de la persona, como el litio, un estabilizador del estado de ánimo muy potente y ampliamente utilizado, que se prescribe con frecuencia a las personas con trastorno bipolar.

Fuente: The Conversation/El Financiero

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