El desarrollo de la adicción a los videojuegos puede causar los mismos síntomas que consumir alguna sustancia química
De acuerdo con la última encuesta estatal de adicciones realizada por la Secretaría de Salud de Yucatán (SSY), cerca de 20 mil personas presentan problemas de adicción a los videojuegos en consolas, teléfonos móviles, tabletas o computadoras.
El médico Rodrigo Marín Navarrete, jefe de la unidad de Ensayos clínicos en Adicciones y Salud Mental, Instituto Nacional de Psiquiatría asegura que la adicción a los videojuegos desarrolla los mismos síntomas que cualquier sustancia química.
Expuso que, tradicionalmente, cuando se hace referencia a la adicción, “hacemos inmediata alusión a la adicción a sustancias o al trastorno por consumo de sustancias. Sin embargo, a lo largo del tiempo han surgido inquietudes clínicas sobre la existencia de adicciones asociadas a conductas como lo es a las compras, trabajo, deporte, sexo, comida, internet, apuestas y a los videojuegos”.
“La Asociación Psiquiátrica Americana concluyó que el trastorno por juego patológico (gambling disorder) debía dejar de ser una entidad diagnóstica del control de los impulsos para ser un trastorno adictivo no relacionado con sustancias, y así posicionarlo como la primera adicción conductual perfectamente bien categorizada y sustentada científicamente y posteriormente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha reunido a grupos de expertos para estudiar sobre el uso excesivo de los videojuegos, internet, computadoras, teléfonos inteligentes y otros dispositivos electrónicos y sus implicaciones en salud”, explicó.
Asimismo, expuso que los componentes centrales de la adicción a los videojuegos son como cualquier otro trastorno adictivo, como la prominencia, la modificación del estado de ánimo, la tolerancia, el síndrome de abstinencia, el desajuste psicosocial y la recaída.
“Prominencia es cuando los videojuegos son la actividad más importante de una persona, y deja de lado el resto de las áreas de su vida, y las personas pueden jugar por motivos paradójicamente diferentes. Algunos juegan para estimularse, euforizarse y darse un subidón. Mientras que otros juegan para tranquilizarse, relajarse, abstraerse y evadirse, y se vuelven tolerantes, es decir, que la capacidad de la persona en aguantar periodos de juego cada vez más prolongados”.
“También entra el síndrome de abstinencia, que es la expresión de síntomas fisiológicos y psicológicos tras la privación de juego, como sudor de manos, náuseas, malestar estomacal, irritabilidad, disforia, enojo y demás; hay un desajuste psicosocial (conflicto) que alude al conflicto intrapsíquico en relación con el impacto psicosocial que experimenta la persona en distintas áreas de su vida (familiar, laboral, escolar, económica, entre otros) y por supuesto puede haber una recaída, que se refiere al regreso del patrón adictivo de juego una vez que la persona se ha mantenido sin jugar por un periodo significativo de tiempo”, comentó.
Aseguró que estudios han arrojado un perfil del adicto a los videojuegos: varón, menos años de educación formal, nivel socioeconómico bajo y con trastornos mentales como: déficit de atención, disocial, oposicionista desafiante, depresivos y de ansiedad.
“La evidencia científica señala la existencia de efectos benéficos como perjudiciales en la neurobiología del cerebro. Los efectos benéficos de usar videojuegos se relacionan con mejoramiento en: agudeza visual, coordinación ojo-mano, control atencional, percepción, cambio de tarea, rotación mental, toma de decisiones, velocidad de lectura, etc. Sin embargo, también hay evidencia sobre los efectos perjudiciales sobre el uso de videojuegos similares a los que se han reportado en el juego patológico y la adicción a sustancias como lo son los cambios estructurales y funcionales del circuito de recompensa y la impulsividad”, finalizó.
Fuentes: Por Esto.