Las alteraciones al olfato están entre los 10 primeros síntomas de COVID de acuerdo con especialistas. Conoce en qué consiste cada una de sus variaciones.
Las alteraciones en el olfato como la fantosmia y anosmia están entre los principales síntomas de COVID-19 en la sexta ola de contagios, según informó Tim Spektor, fundador de la empresa de nutrición Zoe.
En un video publicado en YouTube el 15 de diciembre, el profesor en epidemiología genética dijo que la mayoría de los brotes en el mundo son impulsados por la subvariante de ómicron BA.5, responsable de la quinta ola de contagios en México entre mayo y agosto.
Por ello, señaló que no hay una gran variación en los síntomas percibidos a mitad de año y actualmente; sin embargo, algunos de los trastornos de olfato, como fantosmia, anosmia, hiposmia y parosmia se incrementaron en las personas contagiadas de COVID, y en esta temporada están entre los 10 síntomas más comunes.
Cada uno de estos padecimientos significa afectaciones distintas sobre el olfato; sin embargo, instituciones de salud como Mayo Clinic y los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos abundaron anteriormente sobre la relación de estas afectaciones y el COVID.
Pérdida y distorsión del olfato tras COVID: ¿Cómo se clasifican?
De acuerdo con el Instituto Nacional de la Sordera y otros Trastornos de la Comunicación de Estados Unidos, los trastornos de olfato significan “una disminución de capacidad para oler o cambios en la forma en que perciben los olores”.
Desde el inicio de la pandemia de COVID, en marzo de 2020, la pérdida del olfato es uno de los síntomas más comunes; sin embargo, con la llegada de nuevas cepas, la capacidad de oler no necesariamente se pierde, sino que se distorsiona.
Fantosmia
Una de las afectaciones más extrañas al olfato por COVID es la fantosmia, que implica una “alucinación olfativa”, de acuerdo con Mayo Clinic.
“Los olores que se detectan en la fantosmia varían de una persona a otra y pueden ser agradables o desagradables. Puedes detectar los olores con una o ambas fosas nasales. El olor ‘fantasma’ puede parecer estar siempre presente o puede ir y venir”, explica la dependencia de salud.
Anosmia
Es la incapacidad total para detectar olores y representa una de las principales secuelas del COVID. En algunos casos la recuperación del olfato ha demorado meses, por lo que la comunidad científica señala que la disfunción en el olfato, al no poder expresarse de una manera clara por las personas, puede llevarlas a experimentar “anorexia, aversión a los alimentos, desnutrición, ansiedad y depresión”.
Hiposmia
Esta representa una incapacidad parcial del olfato. Aunque el malestar no distorsiona el olor, sino que lo reduce, sí puede deteriorar la calidad de vida de las personas, ya que altera el gusto, y en algunos casos, la no detección de olores, como el gas, pueden afectar gravemente la salud.
Parosmia
Esta es una de las alteraciones del olfato más asociadas con COVID, y de acuerdo con expertos, altera la percepción de los olores y los vuelve “desagradables”, así provengan de alimentos o fragancias las personas consideraban “agradables” antes del contagio.
Fuente: El Financiero