jueves, noviembre 28

Día Mundial del Pescador: Hombres de mar narran sus experiencias en el oficio

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En el marco del Día Mundial del Pescador, hombres de mar de litoral Oriente de Yucatán narran sus experiencias y labor en el oficio

“Uno sale diario a la pesca y no sabes si vas a regresar con vida a tu casa a ver a tu familia”, fue la expresión de la gran mayoría de los hombres que se ganan la vida en el mar, y es que ser pescador es un oficio que conlleva un alto riesgo, aseguran.

En el Día Mundial del Pescador, que se celebra hoy, hombres veteranos y jóvenes platicaron sus experiencias en este trabajo, porque esta fecha está dedicada a reconocer la noble y esforzada labor que realizan en la actualidad estos hombres y mujeres de manera artesanal.

Manuel Ubaldo Díaz Alamilla, originario de Tizimín, narró que hace 47 años llegó a San Felipe y desde entonces se empezó a dedicar a esta labor, que antes se dedicaba al trabajo del campo, a la agricultura y trabajaba en los ranchos ganaderos; explicó que la pesca le gustó cuando un día estando de vacaciones unos parientes lo llevaron por primera vez a la mar, entonces recuerda que había abundancia no había límite de pesca con una jornada de cinco, seis y hasta siete horas de trabajo y se traía buena captura.

Relató que dos veces fue a pescar, entonces su familiar le pagó mil pesos y vio que era demasiado lo que ganó, que en el campo ganaba mil 200 pesos a la quincena, y al otro día fue nuevamente y ganó 900 pesos, entonces sus vacaciones terminaron y regresó a su trabajo. Además, le dijo a su patrón que buscara su relevó que iba a buscar otro tipo de trabajo: “no quería que me quite, le dije que simplemente quería otro tipo de vida, entonces desde esa fecha empecé a dedicarme a la pesca y fui aprendiendo; al año que llegué aprendí a bucear y me aceptaron en la Sociedad Cooperativa de Producción Pesquera Pescadores Unidos de San Felipe”, agregó.

Este pescador mencionó que antiguamente no había tanto avance en la tecnología y no se podía saber anticipadamente de los temporales ni cuándo va a haber de ver un norte, una turbonada: “nos guiábamos de que cuando amanecía está bueno el tiempo y nos vamos a pescar, a veces en altamar nos sorprendía un nortazo y ni modos, a capearlo y ver cómo llegar, uno sale a la pesca y no sabes si vas a regresar a tu casa nuevamente a ver a tu familia”, insistió.

La enseñanza que le ha dejado este trabajo es el hábito del ahorro, “en temporada buena hay que saber administrarse no hay que mal gastarlo, por lo que hay que ahorrar, por ejemplo, los tiempos buenos hay que trabajar y ahorrar porque cuando vienen los nortes tienes para solventar los gastos del hogar. Veo mucha gente que lleva el mismo tiempo que yo en este puerto y hasta ahora no tienen ni una casa para vivir, por eso es importante cuidar lo que se gana en las buenas temporadas”.

En la familia de don Manuel cuatro de sus hijos se dedican al mismo oficio, el puerto de San Felipe es el hogar de Don Manuel y su familia.

Ángel Ariel Escamilla Acevedo lleva 20 que se dedica a la pesca y señala: “desde que tú sales al mar es arriesgado, tanto el buceo, el gareteo, al palangre, no sabes cuándo puede fallar tu máquina y te quedas a la deriva y si no tienes radio, si no hay nadie que te rescate”. Ese es uno de los tantos riesgos que corren los hombres dedicados a este oficio porque en el mar existen muchas más como los temporales.

La satisfacción más grande de ser pescador es que gracias al mar él cuenta con una vivienda, su familia vive cómodamente, “de ahí sale todo lo que tiene la familia, los hijos, de los recursos pesqueros, es por ello que respetamos la veda de todas las especies”, dijo.

Ángel recuerda que cuando empezó como pescador había menos embarcaciones, no se alejaba mucho y había pesca, “actualmente se tienen que alejar; cada día escasean más los productos, cada día somos más pescadores, antes eran como 100 en tan solo este puerto ahora son como 600 pescadores”.

Entre los peligros que enfrenta un pescador dio a conocer que muchas veces estos hombres son sorprendidos por las turbonadas y es por ello que al ver las señales de este fenómeno lo mejor es levantar todo, subirlo en la lancha y enfilarse al puerto de abrigo, otro es que al bucear se rompa la manguera o el filtro deje pasar aceite, lo que puede repercutir gravemente en la salud de los buzos al sufrir una descompresión, pero en el mar hay un sinfín de peligros.

Asimismo, refirió que la tecnología es contraproducente, asegura este pescador que, por ejemplo, de la ubicación de las cuevas muchas veces se sabe la posición, que a veces uno la marca, la revisa temprano, pero cuando pasaban otros que tenían la misma ubicación la explotaban antes, pues no había el GPS y uno iba al garete.

Fuentes: Por Esto.

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