Las historias de habitantes de comunidades de Tumeremo, Bolívar, uno de los estados más grandes de Venezuela, dibujan la realidad a la que se exponen las poblaciones con escaso acceso a recursos vitales como el servicio del agua.
Carlos, de 4 años, mira fijamente a un grupo de niños un poco mayores que él, que se bañan y juegan en un pozo de agua estancada que queda frente a su casa, en el estado Bolívar, al sureste de Venezuela. El pequeño, su familia y amigos viven en la comunidad de La Montañita, junto a más de cien familias de la zona rural.
Mientras Carlos ansía unirse al grupo de niños, su madre, Kavilis, relata los grandes esfuerzos que hace junto a su esposo para evitar que su hijo tenga que bañarse en el pozo, mejor conocido por la comunidad como “el tapón”, entendiendo que se trata de un vector que pone en riesgo a la comunidad y a su salud.
El pozo no cuenta con ningún tipo drenaje y muchas veces se convierte en el destino de los desechos de animales de una granja cercana. Sin embargo, para una comunidad rural que no cuenta con tuberías ni un sistema de agua regular, en diversas oportunidades “el tapón” es una alternativa para asearse y asirse con agua para cocinar y limpiar sus casas.
“Muchas veces nos salen llagas en la piel porque no nos queda de otra que recurrir al pozo cuando pasan días sin llover. Hacemos todo lo posible para que Carlos no tenga que hacerlo, pero a veces no tenemos otra opción”, sopesan los papás de Carlos.
En el Hospital José Gregorio Hernández en Tumeremo, capital del municipio Sifontes, la organización Médicos Sin Fronteras (MSF), en conjunto con el equipo del Instituto de Salud Público del estado, recibe a pacientes que han estado expuestos a enfermedades relacionadas con el agua.
Desde 2019, la organización trabaja en articulación con las autoridades sanitarias del estado para robustecer el sistema de salud y en tal sentido, ha centrado parte de sus actividades en el Hospital de Tumeremo, que está a disposición de entre 250 mil a 300 mil habitantes, la mayoría en movimiento, pues se trasladan para trabajar en la zona minera.
El agua de calidad es imprescindible para un mejor acceso a la salud
Para cualquier centro de salud el acceso a agua segura es esencial. Tener agua constante y de calidad evita que se propaguen enfermedades no solo en el hospital, sino en la comunidad y las poblaciones en movimiento que recurren a la atención médica que brinda la estructura de salud del municipio.
Entre los múltiples trabajos que se han realizado, la organización ha prestado especial atención al componente de agua y saneamiento, garantizando la disponibilidad de agua constante, tratada y de calidad en el hospital -las 24 horas del día, los siete días de la semana-, mediante la sustitución de la red de tuberías de aguas claras y el reemplazo del sistema de bombeo a todas las áreas del hospital. MSF realiza donaciones de insumos esenciales, capacitaciones al personal médico y no médico, y lidera el manejo y disposición de desechos hospitalarios. En conjunto con el personal del centro de salud, la organización ha rehabilitado la sala de esterilización y construido una lavandería que también aprovisiona con material de limpieza.
“El impacto que ha tenido la sala de esterilización ha sido muy importante. Contar con agua constante y de calidad permite que el hospital pueda recibir a los pacientes y darles una atención segura”, explica Evelyn Palacios, supervisora MSF en materia de control y prevención de infecciones.
Cada persona que acude al hospital puede lavarse las manos, tomar su tratamiento gracias a puntos de agua potable y habitar los espacios limpios y desinfectados del hospital. En la estructura de salud se higieniza desde una camilla antes y después de un parto, hasta los pasillos de la emergencia. Desinfecciones profundas que no se limitan a los instrumentos médicos y áreas del hospital, también a la propia higiene y desinfección que mantiene seguros a los trabajadores de la salud.
La promoción a la salud y el involucramiento de la comunidad también salvan vidas
El equipo de promotores de salud de MSF visita las comunidades para realizar sesiones educativas sobre el adecuado tratamiento del agua, la potabilización para el consumo humano, las enfermedades relacionadas al agua, y herramientas para su higiene y la de sus seres queridos. Las asesorías les brindan a las poblaciones de zonas rulares alternativas prácticas para que sean ellos mismos los que puedan gestionar su propia agua segura. En conjunto, se refuerza la importancia de un buen tratamiento, disposición, almacenamiento y consumo del agua y así empoderar a las comunidades a tomar el control sobre su salud.
En el 2022, MSF sensibilizó a 130 mil 264 personas a través de promoción de salud y realizó la distribución de 11.350 tabletas potabilizadoras de agua en el estado Bolívar. Además, instaló 31 puntos de lavado de manos y 211 puntos de agua para el consumo de pacientes y sus familiares. Carlos y su familia son parte de esas miles de personas en Bolívar que se benefician de un mejor servicio y acceso al agua, que permite que el hospital esté en funcionamiento para brindar una atención médica de calidad. En sus casas, la voz se ha corrido y cada vez son más los pacientes que confían en un sistema de salud que brinda espacios seguros a sus trabajadores, pacientes y familiares.
Fuente: El Financiero