viernes, noviembre 8

INAH continúa excavaciones en San Antonio de Padua, Izamal; cronistas, claves en los hallazgos

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Desde hace unas semanas comenzaron las excavaciones en la parte trasera del antiguo convento franciscano de San Antonio de Padua y santuario de Nuestra Señora de Izamal, con el objetivo de encontrar un yacimiento de agua.

Un grupo de especialistas del INAH Yucatán inició la labor de buscar algún cenote en el sitio. Para desarrollar este proyecto se han tenido en cuenta las aportaciones de distintos cronistas de la ciudad, así como los datos históricos que se conservan sobre la ubicación de la noria y pozos antiguos que sirvieron para abastecer a los frailes de este convento.

Además, una pieza clave y principal es Fray Diego de Landa y Calderón, un eminente misionero del siglo XVI, que gracias a sus escritos se han podido descifrar la lectura de los glifos y trabajos mayas prehispánicos, además existe la hipótesis de que probablemente haya escondido documentos o piezas sacras de deidades en estas cuevas y antiguos pasadizos del convento.

Los trabajos iniciaron sobre la calle que se ubica en la parte trasera de la abadía, que durante la época colonial fue el huerto de los frailes y que abrieron al público entre los años de 1916 y 1918, durante la persecución del general Salvador Alvarado a los católicos. A causa de esto, la noria principal fue demolida y el pozo tapado.

Los vestigios como viejas paredes que persisten a un costado de la calle de la Revolución, así como las referencias del ilustre cronista Miguel Vera Lima han sido importantes en la ubicación del pozo de agua.

Los trabajos los realiza el Instituto Nacional de Antropología e Historia. Por el momento se encontró una base de piedra, que fue utilizada para clausurar la noria. Asimismo, se halló un pasadizo, que tiene una entrada directa con el interior del convento, en dirección Poniente, que se encontraba cubierto de piedra labrada. Todo esto se ha dado a conocer a los medios de comunicación de forma oficial.

De igual forma, investigadores del INAH señalaron que la noria es parte de un complejo sistema para abastecer a la población de agua desde la época colonial hasta los inicios del siglo XX, cuando fue clausurado. Toda la parte de atrás, como lo era la noria del convento y el pozo del lado Sur se encuentra al nivel de la tierra de toda la cabecera, en tanto que el convento y su atrio se ubican en la parte alta, ya que fueron construidos sobre una plataforma maya en el siglo XVI.

En el exclaustro menor, ubicado al Norte del convento, se conserva un pozo que era utilizado por los frailes franciscanos.

El manuscrito titulado Relación de Izamal, escrito por el encomendero Juan Cuevas de Santillán, en febrero de 1581, señala: “Las aguas que en ellas se beben son de pozos hechos de los indios antiguos y de los españoles, que después que tienen poblada la tierra y donde quiera que cavan hallan agua. Algunas tienen mucha cantidad de agua, de más de quince o veinte brazas de hondura…”. Además, en otra parte se menciona lo siguiente: “Tiene monasterio de frailes que es cabecera de doctrina, que ordinariamente residen en él tres o cuatro moradores… el dicho monasterio tiene iglesia de cal y canto de una nave con su capilla muy bien obrada…”.

Los pozos y norias con un sofisticado sistema hidráulico fue obra de los misioneros franciscanos para suministrar agua a los conventos, y en ocasiones a toda la comunidad, como en el caso del Sur del Estado, donde el acceso al agua es aún más profundo que en la parte Norte donde se ubica esta construcción.

La referencia más antigua a la noria la ofrece Fray Antonio de Ciudad Real, quien, en 1588, expone en su bitácora de viaje: “Todo se riega (hablando de la huerta del convento de Izamal) con agua y con una noria se saca; en el pueblo tienen los indios muchos pozos, porque por allí está somera el agua”.

Fuentes: Por Esto/José Borges.

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