viernes, noviembre 15

Conoce la leyenda del tesoro escondido dentro de un cenote en Sucopó, Tizimín

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Rescatarán el cenote Sascabah de Sucopó con el fin de darle promoción turística a la comunidad. Se sabe que en la población hay cuatro cenotes que antes servían para el abastecimiento de agua; sin embargo, el Sascabah es el más bonito y de más fácil acceso.

El rescate del cenote será en beneficio de la comunidad; como cada año se lleva a cabo el festejo de San Juan en el cenote Siete Bocas que atrae a varias personas de otros Estados, se piensa que Sucopo también tiene potencial para el desarrollo turístico con sus recursos naturales.

El cenote Sascabah se ubica en el lado Poniente de la comisaría. Para llegar al gua se desciende en las rocas en forma de escalera, este lugar tiene una historia muy peculiar que narró el habitante Lino Alfino Rosado Gil, de 85 años.

“En la comunidad existen varias historias en las que personas han sido afortunadas al encontrar tesoros enterrados”, relató Lino Rosado. El hombre explicó que durante la Guerra de Castas numerosas personas se vieron obligadas a guardar sus fortunas en espacios naturales como los cenotes; no obstante, algunos dueños no tuvieron oportunidad de regresar por sus bienes, los cuales permanecen enterrados hasta el día de hoy.

De acuerdo con las leyendas que cuentan las personas locales de la tercera edad, Sascabah no era un cenote, sino una sascabera (sitio donde se extraía material blanco). En la comunidad existió una familia de apellido Batab, quienes estaban dedicados a la comercialización de animales. Se dice que cada vez que vendían ahorraban sus ganancias. En aquellos tiempos, el dinero tenía la presentación de monedas de plata y oro que estaban acuñadas con figuras de caballos y ferrocarriles. La familia había acumulado una fortuna incalculable con la venta de los animales, había logrado reunir varios barriles repletos de monedas de plata.

De manera inesperada se anunció la llegada de la Guerra de Castas y los integrantes de la familia Batab, preocupados por no perder su fortuna, planearon dónde iban a esconder sus barriles y cómo iban a llevárselos al escapar.

Los comerciantes cargaron las cubetas llenas de monedas de oro y plata en los burros y las depositaron en las cuevas de la sascabera, se sabe que también llevaron una imagen de la Santa Cruz. Al llegar se internaron en las cavernas e instalaron sus cosas. Prendieron una vela a la efigie de la Santa Cruz y le encomendaron sus bienes.

Cuando salieron de la sascabera la gente estaba yendo a esconderse porque la Guerra de Castas había comenzado en Tizimín. Rosado Gil dijo que sólo un integrante de la familia Batab regresó a la cueva, ya que los otros murieron. Cuando el sobreviviente llegó se encontró con que el sitio estaba cubierto de agua. Se cree que las monedas se convirtieron en pescaditos y hasta la fecha nadie ha podido rescatar el tesoro, ya que las cuevas están cubiertas de agua.

Cuentan que años más tarde, una joven encontró el tesoro y tomó una moneda para mostrársela a su madre; sin embargo, la Santa Cruz castigó a la muchacha por haber tomado la fortuna sin su permiso, por lo que desapareció a su novio. Se dice que el joven nunca fue hallado, mientras que la infortunada no regresó por el botín.

Nota original aquí

Fuente: PorEsto!/Efraín Valencia

 

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