martes, noviembre 19

Hemos detectado por primera vez el choque entre dos explanetas. Por casualidad y gracias a un astrónomo aficionado

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Se habría tratado de dos gigantes helados situados a 1.800 años luz de nuestro propio sistema solar

Puede que las redes sociales no estén pasando por su mejor momento de popularidad, pero siguen cumpliendo su función: conectar a la gente. Las redes sociales han sido protagonistas por ello de un evento astronómico nunca antes detectado por los telescopios de nuestro planeta: el choque de dos exoplanetas.

A 1.800 años luz. Un equipo de astrónomos ha sido capaz de detectar, por primera vez y por casualidad, el choque de dos exoplanetas. Los planetas se encontraban orbitando una estrella (nombrada ASASSN-21qj) situada en nuestra galaxia, a 1.800 años luz de nosotros.

Una coincidencia cósmica. El choque podría perfectamente haber pasado desapercibido de no ser por una casualidad: un astrónomo aficionado se encontraba observando el sistema y se dio cuenta de que algo raro pasaba.

Concretamente, el brillo que la estrella emitía se había intensificado en el rango infrarrojo del espectro, para, casi tres años después, atenuarse en el espectro visible. El astrónomo aficionado comentó esta curiosidad en sus redes sociales en un post que llamó la atención de otros astrónomos que reunieron un grupo para investigar la circunstancia.

“Un astrónomo en redes sociales señaló que la estrella se había iluminado en el infrarrojo más de 1.000 días antes de desvanecerse ópticamente. Supe entonces que este era un evento inusual”, señala en una nota de prensa Matthew Kenworthy, miembro de este equipo.

Gigantes helados. Ahora, este equipo ha publicado los detalles sobre el seguimiento realizado de este singular evento en el que explican su origen: el choque entre dos exoplanetas. Según los modelos empleados los planetas que colisionaron eran dos gigantes helados.

Según detalla el equipo responsable del hallazgo, el pico de brillo en infrarrojo habría sido causado por una sinesia, una masa de roca incandescente resultado de la violencia del choque entre los dos planetas. Este objeto podría tener una masa semejante a la de Neptuno y giraría sobre sí misma a gran velocidad.

Los astrónomos creen que ASASSN-21qj es una esterlla relativamente joven, de unos 300 millones de años. Su oscurecimiento en el espectro visible correspondería al paso del escombro liberado por el choque, eclipsando esta estrella.

Un nuevo planeta. Los astrónomos creen que durante los tres años posteriores a su formación, este objeto su temperatura rondaría los 700º Celsius para después ir enfriándose. El resultado final sería un nuevo planeta, fruto de esta colisión cósmica.

Los detalles del trabajo han sido publicados en un artículo en la revista Nature.

Un ojo aún puesto en el sistema. El equipo de astrónomos aseguraba también que seguirán prestando atención a la evolución de este sistema. El equipo cree que a lo largo de los próximos años, telescopios como el James Webb podrán observar cómo la nube de polvo y rocas creada tras el choque va disipándose.

Según explicaba Zoe Leinhardt, otra de las coautoras del estudio, la observación del desarrollo de los acontecimientose será fascinante. “En última instancia, la masa de materiales alrededor del remanente podría condensarse para formar una comitiva de lunas que orbitarán alrededor de este nuevo planeta.”

Todo esto nos permitirá entender mejor el proceso de formación planetaria, e incluso podrá ayudarnos a comprender cómo se formó nuestro propio sistema solar y cómo llegaron a sus respectivas órbitas los distintos planetas, satélites y asteroides que lo conforman.

Nota original aquí

Fuente: Xataka

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