martes, noviembre 26

Microplásticos influyen en la formación de nubes y podrían ayudar al clima

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Una investigación sugiere que las nubes modifican los microplásticos, de manera que las partículas podrían afectar la formación de nubes

Los microplásticos invadieron nuestro mundo. Están en las profundidades marinas, el aire que respiramos, los alimentos que comemos y hasta en la nieve de las cumbres más remotas pero ¿y si estas diminutas partículas tuvieran un efecto beneficioso para el clima?

Según un estudio publicado en la revista Environmental Science & Technology Letters de la Sociedad Americana de Química (ACS), los microplásticos podrían desempeñar un papel en la formación de nubes y, así, afectar al clima

Los microplásticos -fragmentos de plástico de menos de cinco milímetros- proceden de la descomposición de infinidad de artículos de uso cotidiano, como ropa, envases o neumáticos de automóvil.

Transportadas por el aire, estas micropartículas pueden viajar largas distancias y sufrir distintos procesos químicos en las nubes pero todavía se sabe poco sobre las interacciones entre los microplásticos y las nubes.

En esta nueva investigación realizada por científicos de Shandong University (China), el equipo analizó la presencia de microplásticos hallados en las nubes de las montañas y trató de averiguar cómo podían haber llegado hasta allí.

Yan Wang y sus colegas recogieron 28 muestras de líquido de las nubes de la cima del monte Tai, en el este de China, y descubrieron que las nubes de baja altitud más densas contenían mayores cantidades de microplásticos.

También observaron que las partículas estaban hechas de polímeros comunes, como tereftalato de polietileno, polipropileno, polietileno, poliestireno y poliamida y que solían tener una longitud inferior a 100 micrómetros, aunque algunos alcanzaban los mil 500 micrómetros.

Además, las partículas más viejas y rugosas tenían más plomo, mercurio y oxígeno adheridos a su superficie, lo que, según los investigadores, podría facilitar el desarrollo de nubes.

Para averiguar de dónde venían las partículas, crearon modelos informáticos que simulaban el viaje de las partículas hasta el monte Tai y que sugerían que el flujo de aire procedente de zonas interiores muy pobladas -y no del océano o de otras montañas cercanas- era la principal fuente de los fragmentos.

En experimentos de laboratorio, demostraron que los microplásticos expuestos a condiciones similares a las de las nubes -luz ultravioleta y agua filtrada procedente de las nubes- tenían tamaños más pequeños y superficies más rugosas que los expuestos al agua pura o al aire.

Además, las partículas afectadas por las condiciones similares a las nubes tenían más plomo, mercurio y grupos que contenían oxígeno.

Los resultados sugieren que las nubes modifican los microplásticos de forma que las partículas podrían afectar a la formación de nubes y al destino de los metales transportados por el aire.

Los investigadores concluyen que es necesario seguir trabajando para comprender plenamente cómo afectan los microplásticos a las nubes y al clima.

Con información de EFE

Nota original aquí

Fuente: López Dóriga Digital

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