sábado, noviembre 23

Especuladores invaden Mérida; más de cuatro mil hectáreas están en manos de inmobiliarias

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Según el Estudio Demográfico y Territorial 2023 sobre el crecimiento de la ciudad de Mérida, elaborado por MetropoliMID, en la capital hay 3 mil 933 hectáreas de suelo “artificializado”, es decir, tierras con las que desarrolladores inmobiliarios especulan, como los lotes de inversión.

Las tierras están en proceso de ocupación y modificación para futuras construcciones de desarrollos inmobiliarios, pero permanecen largo tiempo sin edificar, desprovistos de infraestructura, servicios o urbanización en sus alrededores.

Se trata principalmente de espacios que comercializan “loteros”, de próximos fraccionamientos o predios que han sido desmontados y parcelados para proyectos habitacionales, en medio de fuerte especulación del mercado inmobiliario que busca satisfacer la creciente demanda de vivienda en la ciudad, según revela el estudio.

Estás casi 4 mil hectáreas de suelo “artificializado” dispersas en la mancha urbana ejemplifican el acelerado crecimiento horizontal y expansivo que ha tenido Mérida, que devora cada vez mayores extensiones de reserva territorial para convertirlas en desarrollos inmobiliarios.

Mientras permanecen como terrenos baldíos a la espera de ser edificados en los próximos años, evidencian el privilegio de un modelo “desarrollista especulativo” que no prioriza la densificación intraurbana ni la dotación planificada de infraestructura y servicios.

Por ello, el manejo de estas casi 4 mil hectáreas disponibles se vuelve un tema estratégico para definir el futuro modelo y dirección del crecimiento urbano de Mérida en las próximas décadas.

El documento muestra que Mérida ha tenido un crecimiento urbano descontrolado, principalmente hacia la zona Norte, lo que ha generado una mancha urbana cada vez más dispersa, en la que se desarrollan fraccionamientos y otros asentamientos de manera desvinculada entre sí.

Este modelo expansivo de baja densidad ha provocado una fuerte dependencia del automóvil como medio de transporte predominante, ya que las distancias entre los diferentes desarrollos habitacionales lejanos hacen inviable utilizar medios alternativos, con el consecuente aumento en los tiempos de traslado, costos y problemas de movilidad asociados.

Este crecimiento disperso propicia la especulación y, por ende, encarece el precio del suelo urbano e impide que las personas de bajos ingresos se instalen en zonas intraurbanas y los margina a la periferia. “Esto refuerza aún más el modelo de ciudad dispersa”, dice el estudio.

Por otra parte, el crecimiento urbano acelerado y desordenado en el Norte ha rebasado la capacidad del sistema vial para poder conectar adecuadamente estos nuevos asentamientos dispersos tanto con el centro de la ciudad como con otros fraccionamientos y comisarías aledañas.

El documento resalta, también, la fragmentación del territorio, así como la pérdida de biodiversidad y cobertura vegetal, impactando los últimos reductos de reservas naturales que aún persisten en Mérida.

La dispersión desordenada de la mancha urbana ha propiciado que diversas comisarías y subcomisarías como Caucel, Dzityá o Cholul se encuentren cada vez más encapsuladas, rodeadas por completo por el crecimiento de nuevos asentamientos y fraccionamientos.

El documento, basado en el censo 2020, señala que, de 995 mil 129 habitantes en el municipio de Mérida, el 27.3% (271 mil 807 personas) se encuentran en la periferia y el 72.7% (723 mil 322 pobladores) dentro de la ciudad consolidada.

El estudio señala que, para contrarrestar este desorden, se debe: desarrollar un nuevo Plan Municipal de Desarrollo Urbano integral y sostenible, comunicarlo a constructores y promover su cumplimiento; mejorar la movilidad y el transporte público; así como garantizar la prestación de servicios públicos ante el incremento poblacional en la periferia.

Nota original aquí

Fuente: PorEsto!/Rubén Darío Hau

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