lunes, noviembre 25

Joven restaurador rescata bicicletas clásicas en Mérida

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Con el impulso que actualmente se le da al uso de las bicicletas como un transporte cotidiano tal como antiguamente se realizaba, ha aumentado el valor que le da la sociedad a las bicicletas clásicas, esas que datan de las décadas de los 30, 40 o 50.

Sin embargo, tener una bicicleta de ese tipo en buen estado es todo un reto, aunque no es algo imposible puesto que existen restauradores especializados.

Tal es el caso de Josué Molina May, quien desde hace más de nueve años se dedica a la restauración de bicicletas clásicas.

“Trato de darle uso o vida a las bicicletas. Empecé por gusto y por interés de echar a andar una y que quede lo más original”, comentó el restaurador de bicicletas.

Señaló que como no conseguía dónde, comenzó a restaurar las bicicletas tal cual como aparecían en revistas o panfletos. Luego comenzó a personalizarlas.

Windsor, Búfalo, Oxford, Panther, NSU, Wanderer, Vagabundo, Vikingo y Riviera son solo algunos modelos de bicicletas que Josué Molina ha restaurado.

Como en todo trabajo tiene retos y complicaciones.

“Cuando llega el proyecto en primera es tenerle mucho cuidado porque hay las (bicicletas) que han estado abandonadas 20 o 30 años; hay que ponerles recamara, ponerles llantas”, detalló.

Señaló que una de las complicaciones o retos que representan las reparaciones se deben al óxido, pues, dijo, en muchas ocasiones “está pegado, pero todo tiene que salir y es el reto”.

“Las que llevan más tiempo son las americanas por sus tanques, parrillas, cubrecadenas, guard a lodos, mientras más accesorios es mas tiempo el trabajo”, comentó.

Indicó que “las llevaba a los talleres y había la limitante de que no tenían y no conseguían las piezas, cuesta trabajo, pero sí hay”.

No obstante, ahora que se dedica a restaurarlas, confiesa que sí es posible encontrarlas, pero no omite decir que hay que hacer una mayor inversión: “Yo pido piezas de fuera mientras más antigua la bicicleta mayor el costo, pero hay quienes las personalizan, igual es como el cliente quiera”.

Indicó que las bicicletas clásicas no eran tan valoradas en tiempo recientes: “De antes como no le veían valor las chatarreaban y las tiraban”.

“Cuando comencé las conseguía en chatarrerías, ahora ya hay quienes buscan rescatarla, hay el interés ahora por recuperarlas”, indicó.

El restaurador señala que este trabajo es algo satisfactorio y no solo por ver las reacciones de las personas cuando ya están terminadas, sino también el poder escuchar las historias detrás de cada restauración.

“Gente adulta sobre todo cuenta su historia, que sus papás las usaban y ahora, ya no las ven en las calles, les traen bonitos recuerdos como dicen recordar es volver a vivir, se toma el tiempo de contarnos sus historias, cuando termino el trabajo es una satisfacción muy grande sobre todo ver la expresión de la persona cuando viene por la bicicleta”, platicó.

Mencionó que una restauración es costosa, los precios van desde los $2,000 en adelante, dependiendo de los detalles y la pintura de la bicicleta.

“Hay quienes les gusta ponerle accesorios, hay gente que le ponerle adornos, el límite es el cielo”, manifestó.

Para él, más que un trabajo, es un gusto. Regresar las bicicletas a un estado en el que se puede apreciar cómo eran en sus épocas de gloria no tiene precio.— VANESSA ARGÁEZ CASTILLA

Bicicletas Trabajo

Josué Molina May comentó que restaurar una bicicleta antigua tiene un precio de $2,000 en adelante.

Satisfactorio

El restaurador señala que este trabajo es satisfactorio, ya que detrás de cada bicicleta existe una historia.

Comparten sus historias

“Gente adulta se toma el tiempo de contarnos sus historias, que sus papás las usaban”, platicó.

Fuente: Diario de Yucatán

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