jueves, enero 23

‘Trump debe actuar con México, no contra México’: Lech Walesa

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“Europa ha enseñado lo correcto. América del Norte debe abrir sus fronteras”, dice el expresidente polaco Lech Walesa a El Financiero.

En su oficina del segundo piso de los históricos astilleros Lenin de esta ciudad a orillas del mar Báltico, Lech Walesa dice a EL FINANCIERO que Donald Trump se equivoca en su alejamiento de México, pues “el camino es acercarse más, crear espacios globales, no la imposición”.

“Trump debe actuar con México, no contra México”, dice.

El único sobreviviente de los líderes que echaron abajo la cortina de hierro, el primero en doblar al poder soviético y con movilizaciones pacíficas tirar la ficha que derrumbó el dominó comunista en el mundo, señala que el triunfo de Trump y lo que sucede en otros lugares del mundo son resultado de la pérdida de credibilidad de la democracia.

“Pero el problema no es Estados Unidos, México o Trump, sino mundial. Hay un cambio de era y el que logre entender los nuevos tiempos va a ganar”, dice el electricista polaco, premio Nobel de la Paz y primer presidente electo democráticamente tras la caída del régimen comunista con mando central en Moscú.

Este edificio es ahora el Museo de Solidaridad, al que llegué preguntando dónde estaba Lech Walesa. “Sus oficinas están aquí, en el segundo piso”, me informa uno de los guardias del enorme edificio que muestra las reliquias de una batalla pacífica de diez años para derrumbar la tiranía.

Una asistente del fundador del sindicato Solidaridad abre la puerta y responde, con cortesía, que Walesa tiene una agenda ocupada que no le permite recibir visitas de improviso, sin acordar una cita previamente.

“No soy una visita, soy periodista de EL FINANCIERO, de México, y sólo quiero hacer una pregunta al señor Walesa, por favor”, le dije y junté las palmas de las manos con mi mejor sonrisa. Dio media vuelta y regresó en menos de tres minutos, con el asistente de seguridad que checó el bolso de Ewa, mi guía, le enseñé la credencial del periódico y me pasaron a la sala de juntas.

Casi de inmediato se abrió otra puerta y en un dos por tres tuve sentado junto a mí a un gigante del siglo XX.

“Una pregunta”, me reiteraron.

-Usted luchó por la libertad y ganó. ¿Se imaginó que así era la libertad, valió la pena?

-Sí claro, valió la pena. Pero me di cuenta que esta generación enfrentaría una época muy compleja por el desarrollo de la tecnología. La civilización puede desaparecer y si no nos ponemos de acuerdo, si no nos entendemos, podemos regresar a la época de Adán y Eva.

-Si usted ahora tuviera 25 años, ¿por qué lucharía?

-Si ahora tuviera 25 años haría lo mismo. Lucharía de manera pacífica por el entendimiento, porque estamos en una época donde las señales del pasado han desaparecido y aún no se ponen las nuevas.

Walesa cambia de tema en algunas preguntas –o tal vez eso me parece, por las dificultades de la traducción–, y le pido que explique eso de las señales.

“Imagínese –dice– que teníamos un reglamento de tránsito y que de pronto desaparece. Que quitan todas las señales de las carreteras y de las calles, y aún no se ponen otras. Las señales que tuvimos en el siglo XX ya no están. Ahí es donde tenemos que acordar y convencernos, para las nuevas señales que hay que poner. Entendernos, sin imponer cómo va a ser esta época que aún no nace, pero la otra ya murió.

La imposición de nuevas reglas “es una dictadura”, subraya Walesa.

-¿Está en riesgo la libertad?, pienso en Rusia y China -pregunto.

-Sí, claro que Rusia y China son un peligro para la libertad en el mundo.

La asistente le hace una seña a Ewa que era sólo una pregunta, y me levanto para despedirme. Con una sonrisa bajo el ahora canoso y recortado bigote, ahora es Walesa el que quiere saber:

-¿Ya lo asusté? ¿Se le acabaron las preguntas?

Sigo con Estados Unidos, México, Trump, Ucrania, Putin, la democracia…

Trump va por el camino equivocado en la relación con México, dice. “Un muro para separarse de México. Hacer fronteras (murallas) no es el camino correcto, sino lo contrario. Después de dos guerras mundiales y la dictadura del comunismo hasta 1989, aquí aprendimos y creamos un continente con una sola moneda, libertad para trabajar y vivir en cualquier país”.

Para el mundo ese es el camino, sostiene.

-¿Cómo? -pregunto.

-Sí, Europa ha enseñado lo correcto. América del Norte debe abrir sus fronteras en lugar de cerrarlas.

“América del Norte, del Sur. Todos los continentes”, dice y vuelve una y otra vez a un punto: “Hay que pasar de los países-Estado a los continentes globales”.

-¿Cómo ve la salud de la democracia en el mundo?

-Hay que reconstruirla, mejorarla. Lo que tenemos son caricaturas de democracia.

Insisto sobre el triunfo de Donald Trump. Lech Walesa contesta que es porque “la gente perdió la fe en la democracia. Vea Francia, Alemania, Estados Unidos…”.

Piensa un momento, y continúa: “No estoy de acuerdo con el siglo XXI, en el que nadie le cree a nadie. El mundo está dividido. Miro a las organizaciones cristianas y no veo creyentes”.

Nota original aquí

Fuente: El Financiero

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