
Groenlandia vota masivamente en elecciones bajo la sombra de Trump
Los habitantes de Groenlandia han mostrado un rechazo a la insistencia de Trump por anexar ese territorio a EU.
Los groenlandeses votaron masivamente el martes en unas elecciones legislativas locales que pueden definir un calendario hacia la independencia de este territorio autónomo danés, objeto de deseo de un insistente y a veces amenazante presidente estadounidense Donald Trump.
Señal de la importancia de estos comicios, posiblemente como consecuencia de un efecto Trump, el horario de votación en el único colegio electoral de Nuuk, la capital del territorio, se extendió media hora debido a la alta participación.
Recubierta en un 80 por ciento de hielo, esta enorme isla del Ártico de 57 mil habitantes, casi el 90 por ciento de ellos inuit, posee hidrocarburos e importantes minerales para la transición energética que despiertan la codicia de Trump.
El republicano, convencido de poder hacerse «de una forma u otra» con este territorio autónomo danés, ha intentado influir hasta el último minuto en estas elecciones para renovar los 31 diputados del Inatsisartut, el parlamento local.
Nuestro país se encuentra en el ojo del huracán», dijo en la víspera del voto el primer ministro saliente, Mute Egede, jefe del partido de izquierda ecologista Inuit Ataqatigiit. «El mundo exterior nos observa de cerca y hemos visto recientemente hasta qué punto intentan influenciar», agregó.
La insistencia, a veces amenazadora, provoca estupefacción, rechazo y, más raramente, entusiasmo entre los groenlandeses.
«Ya he tenido suficiente de sus amenazas vacías», dijo Anders Martinsen, un empleado del fisco de 27 años. «Hay muchos groenlandeses que perciben Estados Unidos de forma diferente con Trump en la presidencia, que están un poco menos dispuestos a cooperar», explicó.
Conservar nuestro país para nosotros, esto es lo más importante», dijo otro elector, Lars Fredsbo.
Más allá del presidente estadunidense, los debates electorales se centraron en la sanidad, la educación y la relación con Dinamarca, que conserva las competencias diplomáticas, militares o monetarias de la isla ártica.
Independencia sí, ¿pero cuándo?
Sus habitantes se sienten a menudo tratados como ciudadanos de segunda fila por la antigua potencia colonial danesa, de la que todos los principales partidos quieren independizarse.
Sin embargo, el consenso se agrieta en cuanto al calendario: la principal formación de la oposición, los nacionalistas del Naleraq, la desea rápidamente; pero los integrantes de la coalición del gobierno local saliente, Inuit Ataqatigiit (literalmente Comunidad Inuit) y los socialdemócratas de Siumut, la condicionan al progreso económico.
Actualmente, el territorio depende económicamente de la pesca, que representa casi todas sus exportaciones, y de la ayuda anual de unos 530 millones de euros (575 millones de dólares) suministrada por Copenhague, que supone un 20 por ciento del PIB local.
Los independentistas más impacientes consideran que Groenlandia será autosuficiente con la explotación de sus recursos minerales, especialmente las tierras raras.
Sin embargo, sus reservas son modestas a nivel mundial y el sector minero es muy embrionario, socavado por los elevados costes de explotación causados por el clima hostil y la falta de infraestructuras.
Estamos en el amanecer de un cambio enorme para la independencia de Groenlandia y para la lucha por lo que somos como inuit», declaró a la AFP la ‘influencer’ Qupanuk Olsen, candidata de Naleraq, antes de depositar su voto.
«No queremos ser estadunidenses»
Después de lanzar en su primer mandato la idea de comprar la isla, rechazada por las autoridades danesas y groenlandesas, Trump volvió a la carga en los últimos meses.
Sin descartar el uso de la fuerza, el magnate republicano reitera una y otra vez su deseo de hacerse con este territorio considerado importante para la seguridad estadounidense frente a Rusia y China.
En la noche del domingo al lunes, a horas del inicio de la votación, Trump prometió de nuevo en su red Truth Social seguridad y prosperidad a los groenlandeses que deseen «formar parte de la Mayor Nación del mundo».
Sin embargo, según un sondeo publicado en enero, un 85 por ciento de los groenlandeses rechaza esta opción.
¡Que se joda Trump! No queremos ser estadounidenses. Es tan arrogante», dijo el lunes Rene Olsen, empleado naviero de 58 años.
El primer ministro Egede pidió respeto a Trump y lamentó que su carácter «muy imprevisible» haga que «la gente se sienta insegura».
En cambio, los nacionalistas opositores de Naleraq ven en el dueño de la Casa Blanca un posible apoyo antes de negociar con Dinamarca.
Pero en algunos casos, los comentarios de Trump enfrían el ardor independentista y refuerzan los lazos con Copenhague.
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Kornelia Ane Rungholm, una funcionaria municipal del pueblo de Qaqortoq, admite que ya no quiere «la independencia porque Trump se apoderará de nosotros de inmediato».
Sin embargo, los analistas consideran que la injerencia del republicano no influirá en gran medida en el resultado electoral, aunque contribuye a polarizar el debate y a reforzar a cada uno en sus convicciones.
Fuente: Excélsior