Sin embargo, el ambiente en los puertos distó mucho del entusiasmo habitual: la falta de insumos esenciales como hielo y carnada ha generado gran preocupación entre los pescadores.
Aunque más de 14 mil embarcaciones estaban listas para zarpar, muchas tuvieron que posponer su salida al mar o hacerlo con limitaciones debido a la escasez de recursos logísticos indispensables. En puertos como Progreso, Chabihau, San Felipe y Río Lagartos, la falta de hielo para conservar el producto y la limitada disponibilidad de cebos vivos complican seriamente la operación de las flotas.
El hielo, un recurso estratégico que escasea
En los puertos del litoral Oriente —como San Felipe, Las Coloradas y El Cuyo— el problema del hielo es recurrente. Las comunidades dependen del abastecimiento proveniente de Tizimín o Mérida, lo que implica altos costos y pérdidas por derretimiento durante el traslado.
Una sola marqueta de 150 kilos puede costar hasta 360 pesos, y un barco requiere en promedio 100 marquetas para mantener entre ocho y diez toneladas de pulpo en buen estado durante un viaje de tres semanas. Esta logística compleja afecta tanto a las cooperativas como a los pescadores independientes.
“Sin fábricas de hielo locales, tenemos que hacer viajes largos sólo para conseguirlo, y parte de ese hielo se pierde en el camino”, explicó Julián Cimé, pescador del oriente del estado.
Ante esta situación, varias cooperativas han optado por mantener a sus embarcaciones en altamar por lapsos más largos, de hasta 25 días, realizando regresos escalonados a puerto para reabastecerse. Esta medida busca mitigar el impacto del desabasto, aunque implica mayores riesgos y costos operativos.
Problemas también en la carnada
Mientras tanto, en Progreso y otras zonas del litoral centro, el acceso a carnadas vivas —como jaibas, cangrejos y otros crustáceos— es otro desafío. Su escasez ha encarecido los precios, dificultando la salida de muchas embarcaciones artesanales.
“Estamos compitiendo por los pocos proveedores que hay, y cada cebo cuesta mucho más que en otras temporadas”, explicó José Luis Carrillo Galaz, empresario del sector pesquero.
La situación contrasta con el exceso de sardina, utilizada para la pesca de especies como el mero. Las bodegas están saturadas, y el precio de este recurso ha caído hasta un 70% en comparación con los primeros meses del año. Esta sobreoferta ha limitado su uso como carnada y aumentado el riesgo de desperdicio si no se emplea a tiempo.
¿Vale la pena zarpar?
En este panorama incierto, muchos pescadores están evaluando si salir a capturar pulpo representa realmente una oportunidad rentable. El valor inicial del kilo de producto todavía es incierto, y eso condiciona las decisiones en altamar.
“Muchos todavía estamos sacando algo de ganancia con la escama. Si el precio del pulpo no compensa los gastos, tal vez no valga la pena arriesgarse”, señaló Rigel Rodríguez, pescador de Progreso.
Un recurso vital, bajo presión
El pulpo maya (Octopus maya), una especie endémica de la región y capturado mediante técnicas tradicionales como el gareteo, es la base económica de decenas de comunidades costeras en Yucatán. El estado representa más del 60% de la producción nacional, según datos de Conapesca.
La temporada, que va de agosto a diciembre, es un momento clave del año. Sin embargo, las condiciones actuales podrían transformarla en una de las más desafiantes en la historia reciente. La falta de insumos, el encarecimiento de operaciones y la incertidumbre sobre los precios generan un entorno complejo para miles de familias que dependen de esta actividad.
Redacción: Yucatánalamano.
