Las restricciones temporales para especies clave —como el mero o el pulpo—, la actividad furtiva, el deterioro ambiental y los efectos del clima han reducido la productividad del sector. En medio de este escenario, la acuicultura se perfila como una alternativa viable, y la producción de tilapia cobra protagonismo como un respaldo económico para miles de familias que dependen del mar.
Un sector tradicional bajo presión
La economía pesquera yucateca gira principalmente en torno al pulpo maya, el mero y la langosta. Sin embargo, la captura de estas especies ha disminuido por la sobreexplotación, la pesca ilegal y fenómenos climáticos que alteran las temporadas.
El pulpo, cuya temporada se extiende de agosto a diciembre, ha mostrado variaciones importantes en los últimos años. La langosta enfrenta fuertes presiones por el furtivismo, y el mero se ve particularmente afectado por un periodo de veda estricto de dos meses destinado a proteger su ciclo reproductivo.
En 2024 se registraron cerca de 46 mil toneladas de productos del mar en Yucatán, con el pulpo como pieza central de esta actividad. Aun así, los especialistas advierten que no solo se trata de una baja en volumen; factores como la contaminación, el deterioro de arrecifes, el uso de agroquímicos y el aumento de embarcaciones están comprometiendo la sustentabilidad del ecosistema costero.
Tilapia: una vía para estabilizar ingresos
Frente a esta inestabilidad, la Secretaría de Pesca y Acuacultura Sustentable (Sepasy) ha impulsado la crianza de tilapia como una alternativa estratégica durante los periodos de veda. La especie puede alcanzar un tamaño comercial en unos seis meses, lo que permite a las familias pescadoras contar con ingresos estables cuando el mar está cerrado.
Según la titular de la dependencia, Lila Frías Castillo, el cultivo de tilapia reduce la presión sobre especies nativas en recuperación, desalienta la pesca furtiva y brinda un producto con buena aceptación gastronómica. Además, su valor nutritivo —rico en omega-3 y vitaminas— lo convierte en una opción atractiva para la industria restaurantera, especialmente cuando el mero no puede comercializarse.
El proceso productivo utiliza técnicas estandarizadas: revisión periódica de peso, separación por tallas, control de calidad del agua, estanques con aireación y materiales especializados. Los alevines se alimentan con piensos balanceados, complementados con vegetales y frutas. Una vez alcanzado el peso adecuado, se procede a la cosecha y comercialización.
El costo social de las vedas
Las vedas de mero y pulpo —del 1 de febrero al 31 de marzo para el primero y del 16 de diciembre al 31 de julio para el segundo— buscan asegurar la reproducción de especies clave para la economía pesquera. Sin embargo, estas restricciones significan, para muchas familias, varios meses sin ingresos si no existe una alternativa productiva que compense la pausa.
Para mitigar este impacto, el gobierno estatal mantiene apoyos económicos y operativos dirigidos a pescadores, fileteros y trabajadores vinculados a la cadena de valor del mar.
Beneficios comunitarios y ambientales
La apuesta por la acuicultura de tilapia se estima que podría favorecer a unas 15 mil familias del litoral. Este modelo no solo contribuye a estabilizar la economía local; también fomenta prácticas más responsables con el ecosistema y desalienta actividades ilegales que deterioran los recursos marinos.
Además, introduce a las comunidades en un sistema productivo más técnico, con procesos de monitoreo y manejo del agua que incentivan una nueva relación con su entorno.
Una transición hacia el futuro
La tilapia representa un puente entre la pesca tradicional y un modelo más diversificado y resiliente. Sin embargo, su consolidación dependerá de la capacitación continua de los acuicultores, del acceso a insumos de calidad, del acompañamiento técnico y de mecanismos de comercialización adecuados.
Si estas condiciones se cumplen, Yucatán podría consolidar una industria acuícola que complemente la pesca y, al mismo tiempo, contribuya al equilibrio ambiental y al bienestar de las comunidades costeras.
Redacción: Yucatánalamano.