De acuerdo con los datos del Inegi, esto representa una mejoría anual de 2.1 puntos porcentuales, contraste notable frente al promedio nacional, que se ubica en 34.3%.
El indicador refleja que un mayor número de personas en el estado puede adquirir la canasta alimentaria únicamente con su salario, lo que implica una disminución en la vulnerabilidad económica de los hogares yucatecos.
Ingresos laborales: mejor rendimiento anual, presión reciente
El ingreso laboral real por persona se elevó de 3,601.86 a 3,779.41 pesos en un año, un crecimiento de 4.9%. No obstante, el último trimestre registró una baja de 2.4%, influida por el encarecimiento de servicios, la volatilidad de los precios de alimentos y ajustes en los mercados formal e informal.
La evolución tampoco fue equitativa entre géneros: los hombres aumentaron sus ingresos en 5.7%, mientras que las mujeres solo avanzaron 2.2%, una muestra clara de la persistencia de la brecha salarial.
Sectores con crecimiento y sectores con retrocesos
A nivel económico, seis de cada diez actividades productivas reportaron incrementos. Entre ellas sobresalen los Servicios Sociales, que tuvieron un avance de 12.7% derivado del fortalecimiento de áreas como educación, salud y asistencia social, donde se generaron empleos especializados.
En contraste, la industria manufacturera enfrentó un retroceso de 6.2% en los ingresos laborales, afectada por problemas en cadenas de suministro, disminución en pedidos de exportación y un menor ritmo productivo en parques industriales del estado.
Más masa salarial, pero con ajuste trimestral
La masa salarial real —el total de ingresos generados por toda la población ocupada— aumentó de 8,103.75 millones a 8,321.11 millones de pesos, equivalente a un alza anual de 2.7%. Esto significa que 217.36 millones de pesos adicionales circularon en la economía estatal.
Sin embargo, en el trimestre más reciente se observó una caída de 108.75 millones, asociada a la reducción temporal de empleo en actividades estacionales y a ajustes empresariales tras el verano.
Una mejora que se construye desde hace años
El comportamiento positivo de Yucatán no surgió de manera repentina. Desde 2016, el estado registra una tendencia de disminución de la pobreza laboral, interrumpida únicamente por la pandemia. La recuperación posterior se ha sostenido gracias a mayor formalización del empleo, el fortalecimiento del turismo y una economía más diversificada que amortigua desaceleraciones nacionales.
Aun así, los retos persisten: las comunidades rurales continúan con mayores dificultades para superar la línea de bienestar mínimo; las mujeres mantienen ingresos menores en promedio; y los sectores de manufactura y construcción muestran sensibilidad a los ciclos económicos.
Expectativas para 2026
Especialistas advierten que la evolución de la pobreza laboral el próximo año dependerá de varios factores:
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la estabilidad inflacionaria y su efecto en el poder adquisitivo,
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el comportamiento del turismo, clave para el empleo formal,
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la recuperación de manufactura y construcción,
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y la capacidad del estado para seguir formalizando el mercado laboral, presionado por el crecimiento del trabajo por cuenta propia.
Si las condiciones actuales se mantienen, Yucatán podría cerrar 2026 con niveles de pobreza laboral por debajo de 25%, un escenario histórico. El desafío será preservar estos avances en medio de un entorno nacional incierto y con desigualdades internas que requieren atención prioritaria.
Redacción: Yucatánalamano.
