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La cuesta de enero: la resaca económica que golpea a las familias mexicanas

Con la llegada del nuevo año, millones de familias en México enfrentan un fenómeno ya conocido y temido: la cuesta de enero, también llamada resaca económica o resaca financiera.

por Luis Carmona
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Por Luis Carmona.

Este término describe el periodo posterior a las fiestas decembrinas en el que los gastos excesivos, las deudas acumuladas y el incremento en precios básicos generan una presión financiera considerable en los hogares. Lejos de ser solo una percepción popular, la cuesta de enero es una realidad económica que se repite año con año y que afecta de forma directa la estabilidad financiera de gran parte de la población.

¿Qué es la cuesta de enero?

La cuesta de enero es el desequilibrio financiero que ocurre al inicio del año, principalmente como consecuencia de:

  • Gastos elevados en diciembre (cenas, regalos, celebraciones).
  • Uso excesivo de tarjetas de crédito o préstamos.
  • Incrementos en precios y tarifas al comenzar el año.
  • Ajustes fiscales, pagos anuales o deudas acumuladas.

El resultado es un mes en el que los ingresos parecen insuficientes para cubrir compromisos básicos, obligando a muchas familias a recortar gastos, endeudarse aún más o retrasar pagos.

La resaca económica: gastar hoy, pagar mañana

El concepto de resaca financiera hace referencia a ese “malestar económico” que aparece después de un periodo de consumo elevado. Así como una resaca física es consecuencia de excesos, la financiera es el reflejo de decisiones económicas tomadas sin planeación.

Durante enero, muchas personas continúan pagando compras realizadas meses atrás, enfrentan estados de cuenta inflados y descubren que su capacidad de ahorro se ha reducido o desaparecido por completo.

¿Cómo afecta la cuesta de enero a los mexicanos?

El impacto no es igual para todos, pero suele manifestarse de varias formas:

  • Reducción del consumo: las familias compran solo lo indispensable.
  • Estrés financiero: preocupación constante por deudas y pagos.
  • Endeudamiento prolongado: uso de créditos para cubrir otros créditos.
  • Afectación emocional y familiar: discusiones, ansiedad y tensión en el hogar.
  • Retraso en metas económicas: ahorro, inversión o pagos importantes se posponen.

En hogares con ingresos limitados, la cuesta de enero puede extenderse más allá de un mes, convirtiéndose en un problema que arrastra consecuencias durante el primer trimestre del año.

¿Es posible evitarla o reducir su impacto?

Aunque la cuesta de enero no siempre puede evitarse por completo, sí es posible reducir su impacto con acciones concretas y realistas:

  1. Reconocer la situación financiera real: El primer paso es aceptar el estado actual de las finanzas y evitar negar o postergar el problema. Saber cuánto se debe y cuánto se gana permite tomar mejores decisiones.
  2. Priorizar gastos esenciales: Durante enero, es recomendable enfocarse únicamente en lo indispensable: alimentación, vivienda, transporte y servicios básicos.
  3. Evitar nuevas deudas innecesarias: Usar crédito para cubrir gastos no urgentes solo prolonga la resaca financiera. Enero debe ser un mes de contención, no de consumo impulsivo.
  4. Reorganizar deudas: Si existen varios compromisos financieros, es mejor priorizar los de mayor interés o buscar alternativas de pago que no ahoguen el presupuesto mensual.
  5. Ajustar expectativas: El inicio del año no es el mejor momento para grandes compras o proyectos costosos. Posponer decisiones financieras importantes puede evitar mayor presión económica.
  6. Retomar el hábito del ahorro, aunque sea poco

Guardar una pequeña cantidad ayuda a recuperar el control y genera un colchón para imprevistos.

Un inicio de año con conciencia financiera

La cuesta de enero es un recordatorio de la importancia de la educación financiera y la planeación a largo plazo. Aunque las fiestas terminan, sus consecuencias económicas pueden durar varios meses si no se toman medidas a tiempo.

Más que un castigo inevitable, la cuesta de enero puede convertirse en una oportunidad para replantear hábitos de consumo, fortalecer la disciplina financiera y comenzar el año con mayor conciencia económica.
Porque superar enero no se trata solo de resistir, sino de aprender a no repetir los mismos excesos en el siguiente diciembre.

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