Advierten de una crisis: Yucatán no está listo para recibir a deportados, dicen
Gladys M. Pinto Muñoz, presidenta de la Federación Yucateca de California, advierte que con la nueva política migratoria de Estados Unidos se avecina una crisis económica y social para la cual Yucatán no está preparado.
La activista, quien reside en el vecino país desde hace 50 años, lamenta que la directora general del Instituto para el Desarrollo de la Cultura Maya (Indemaya), Fabiola Loeza Novelo, minimice la situación al decir que solo se está asustando a la población por nada.
También deplora que el gobernador Joaquín Díaz Mena “ande paseando” sin preocuparse por lo que está sucediendo en Estados Unidos con los yucatecos.
En una entrevista, hace notar que son insuficientes los apoyos que ha anunciado el gobierno federal para los mexicanos que sean deportados por la administración de Donald Trump.
Migrantes yucatecos podrían apelar su caso
Considera que se requerirá apoyo económico para quienes deseen luchar por sus derechos, ya que hay casos en que pueden solicitar intervención de un juez para ventilar sus casos en los tribunales.
“Vamos a decir que una persona se está bajando del camión (en Estados Unidos) rumbo al trabajo, llegan los de Inmigración y se lo llevan”, explica. “Esa persona detenida va a necesitar asesoría legal. Si es la primera vez que la detienen, pues tiene oportunidad de pedir una apelación ante el juez y explicarle el caso”.
“Puede ser que esa persona solicite un tiempo mientras prepara sus cosas, si está limpia legalmente, pero si ha sido detenida tres veces y tiene un historial negativo, pues lamentablemente no se podrá hacer nada acá, aunque sí va a necesitar ayuda en México”.
Otro problema, añade, es que lo primero que proporcionan los consulados es un directorio de abogados.
“¿En qué me ayuda un directorio si no tengo ni un peso en la bolsa? ¿En qué me va a ayudar?”, pregunta.
La dirigente recalca que no todos los indocumentados están bajo amenaza de deportación. Si pagan impuestos, no tienen problemas con la justicia, tienen identificación de una institución estadounidense —en California pueden tramitar licencia de conducir aunque sean indocumentados— o están en trámites avanzados para la obtención de la residencia, las posibilidades de quedarse en el vecino país son altas.
Sin embargo, subraya, sin el apoyo legal por medio de las cancillerías y los consulados, esas personas no podrán tramitar nada si no cuentan con dinero suficiente y de nada les servirá un directorio de abogados.
Correr por el miedo a la deportación
Gladys Pinto hace hincapié en que ahora prevalece el miedo en la comunidad migrante, un miedo que ella misma experimentó hace unos 45 años.
“En una ocasión estaba yo en el centro de Los Ángeles, cuando dependía del transporte público para irme al trabajo”, recuerda. “De pronto, en la calle Broadway, vi que todos estaban corriendo, corriendo como si algo les fuera a pasar”.
“Me puse a correr junto con ellos. No sabía por qué, pero pensaba que por algo tenía que ser. Cuando me cansé, me detuve y a una señora que pasaba por allá le pregunté: ‘Disculpe, ¿por qué estamos corriendo?’ Me respondió: ‘Es que allá está la Migra’.
“Entonces me dije: ‘Si yo tengo papeles, ¿por qué corro?’ Bueno, corrí por el miedo, todos corrimos como hormigas. Y en estos momentos es lo que hay, mucho miedo. Hay gente que no sabe qué hacer”.
¿Solo un susto de Donald Trump?
En el caso de Yucatán, reitera que es deplorable que el Indemaya sostenga que no pasa nada, “que nada más es un susto, que nos estamos alborotando por nada”.
“Imagino que todos los del personal del área de allá fueron migrantes. Imagino que saben cómo vivimos acá”, apunta. “Uno habla de lo que ha vivido. Yo desde que llegué lo hice con mica, porque mi papá lo tramitó todo antes de traernos. Mi papá tenía visa de trabajo”.
“Pero ya sentí el miedo, viví esa experiencia cuando corrí no sé cuántas cuadras. Ya sentí qué es que te estén correteando”.
La entrevistada señala que la directora Fabiola Loeza ni siquiera tiene visa de Estados Unidos y, por lo tanto, no debe hablar de lo que no sabe.
“Hace seis semanas que estoy tratando de hablar con la directora para ponernos de acuerdo en la forma en que podemos colaborar con ella, pero no me toma las llamadas ni me contesta los mensajes”, enfatiza.
“Ella le pone color a todo, solo trabaja con los guindas. Yo me identifico como presidenta de la Federación Yucateca de California, pero también soy desde hace varios años secretaria de Asuntos Migratorios por el PRI. Y aquí el trabajo no es de partidos, ni de clase social, y tampoco por religión, en definitiva”.
Cita como ejemplo la participación comunitaria en los recientes incendios en la zona de Los Ángeles. Nadie preguntaba a los voluntarios de qué partido o credo era, pues lo importante era la unión de fuerzas contra una amenaza.
“Yo no gano con esto más que tener en paz mi conciencia. No tengo sueldo como la directora, tampoco como el gobernador, que anda paseando sin preocuparse de lo que está sucediendo en Estados Unidos con los yucatecos”.
También insiste en que Yucatán no está preparado para la crisis que se aproxima con las repatriaciones.
“Para empezar, los niños no están acostumbrados a bañarse en una palangana. Están acostumbrados a bañarse con agua caliente en una tina”, agrega. “Aunque sea una familia muy modesta, una familia numerosa, en todos los departamentos tienen agua caliente, por más chiquitos que sean”.
También menciona el cambio de hábitos con la comida, la escuela, las costumbres adquiridas y hasta el idioma, ya que muchos niños hablan el español “medio forzado” y están más acostumbrados al inglés.
A eso se agrega, dice, que regresarán a la casa de los abuelos o los tíos y al poco tiempo quizás los sacarán.
Yucatecos en Estados Unidos
En los últimos años ha crecido significativamente la cifra de yucatecos en Estados Unidos.
De acuerdo con Gladys M. Pinto Muñoz, presidenta de la Federación Yucateca de California, unas 840 mil personas con raíces yucatecas se encuentran en el vecino país, incluyendo a las que son consideradas de segunda y tercera generación. La mayor cantidad se ubica en California, principalmente en las zonas de Los Ángeles y San Francisco.
La dirigente recuerda que el presidente Donald Trump ha enfocado sus baterías en las ciudades santuario (cumplen un papel crucial en la protección a los migrantes), comenzando por Chicago, Illinois, “la ciudad y el estado que más odia”.
En nuestra edición de anteayer, tanto impresa como web, publicamos también declaraciones de Gladys Pinto sobre la situación de los migrantes yucatecos en EE.UU. ante las políticas de Trump.
Fuentes: Diario de Yucatán.