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Alertan en Mérida sobre estafas que apelan a la compasión

En días recientes se han difundido en redes sociales diversos reportes sobre prácticas de engaño y presunta explotación que apelan a la compasión pública en Mérida.

por Luis Carmona
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Por Luis Carmona.

Las modalidades señaladas van desde la simulación de vulnerabilidad hasta el uso de menores de edad para pedir dinero.

Estos casos, observados tanto en Mérida como en otros puntos de la península, han generado alarma entre vecinos y autoridades al evidenciar prácticas de simulación de vulnerabilidad y posibles redes de explotación infantil.

Uno de los casos más difundidos involucra a una mujer que, presuntamente con problemas mentales, pide dinero en la vía pública; además no solo solicita apoyo, sino que exige montos específicos en algunas ocasiones y, de no recibirlos, persigue o acusa falsamente de acoso a las personas, presentándose como víctima. Su imagen alcanzó popularidad tras volverse viral, y desde Cancún llegaron testimonios indicando que también habría actuado de manera similar en aquella ciudad.

Otro tipo de engaño denunciado implica a menores de edad que son presuntamente alcoholizados para aparentar debilidad y generar lástima en los transeúntes. Expertos y organizaciones sociales alertan que esa conducta podría constituir explotación infantil e incluso integrarse en marcos más graves como la trata de personas.

Asimismo, antes de la entrada en vigor del sistema de transporte “Va y Ven”, se reportó que un hombre abordaba camiones públicos pidiendo limosna y, en caso de no recibir respuesta favorable, llegaba a maldecir a las familias de los pasajeros con “tres cruces negras”. En otro episodio, una mujer identificó a un hombre que repetía la misma historia sobre un familiar hospitalizado para pedir ayuda económica; al ser confrontado, simplemente se retiró sin explicar nada.

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Estos episodios revelan un patrón evidente: recurrir a historias o condiciones aparentes de vulnerabilidad para despertar compasión y ejercer presión social, incluso mediante coacción emocional cuando la ayuda no se brinda. Aunque la mayoría de las personas actúan con buena intención, especialistas advierten que este tipo de engaños no solo constituyen fraudes, sino que también perpetúan redes que lucran con la necesidad colectiva.

Es importante señalar que, según datos recabados hasta julio de 2024, en el centro histórico de Mérida se identificaron al menos 35 personas en situación de calle que optaron por vivir en pasillos del mercado Lucas de Gálvez durante una tormenta tropical, rechazando los refugios temporales ofrecidos por la Policía Municipal. Además, reportes del DIF Municipal en noviembre del mismo año indican que, en total, había 35 hombres en situación de calle, de los cuales alrededor del 80 % accedía a los albergues, mientras que entre las mujeres se contabilizaron 15, de las cuales muy pocas aceptaban el apoyo ofrecido.

Por supuesto, en Mérida y en todo Yucatán hay personas y familias que viven en condiciones de necesidad real: adultos mayores sin apoyo familiar, migrantes o personas en situación de calle que requieren ayuda urgente. No obstante, el creciente número de estafas que apelan a la compasión ha complicado la capacidad de distinguir quiénes realmente necesitan y quiénes se aprovechan de esa buena voluntad, lo que fomenta una desconfianza creciente en la sociedad.

Ante esta compleja realidad, se hace indispensable que la ciudadanía canalice su ayuda hacia instituciones y programas formales de asistencia, evitando proporcionar dinero directamente en la calle. También es fundamental denunciar estos hechos mediante el 911 o los canales municipales correspondientes, para que las autoridades activen los protocolos adecuados de protección y atención.

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