Con la pandemia por COVID-19, los adultos jóvenes se volvieron más malhumorados y propensos al estrés, según un estudio.
Más allá de los pulmones y otros órganos del cuerpo, el COVID-19 trajo consigo algunas consecuencias a nivel conductual, en factores como la extroversión, la apertura, la amabilidad y la escrupulosidad, de acuerdo con un nuevo estudio.
Con la llegada de pandemia y las restricciones sanitarias implementadas, como el aislamiento social, algunos jóvenes y adultos experimentaron una serie de cambios en sus rasgos de personalidad, señalaron investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad Estatal de Florida, en Estados Unidos, dirigidos por Angelina Sutin.
“Los adultos más jóvenes se volvieron más malhumorados y más propensos al estrés, menos cooperativos y confiados, y menos comedidos y responsables”, se lee en el artículo publicado en la revista Plos One.
Durante la primera parte de la pandemia (marzo a diciembre de 2020), la personalidad se mantuvo relativamente estable, con una pequeña disminución del neuroticismo en comparación con fechas pasadas. Esto podría deberse a que COVID “proporciona una razón” para los sentimientos de ansiedad y hace que sea menos probable que las personas culpen a su propia disposición, comentaron los autores.
Por otra parte, la reducción del neuroticismo desapareció en el periodo de 2021 a 2022 y fue reemplazada por disminuciones en la extraversión, la apertura, la amabilidad y la escrupulosidad, en comparación con la personalidad previa a la pandemia. Además, los adultos más jóvenes mostraron los mayores cambios, mientras que el grupo de adultos de mayor edad no tuvo cambios significativos en estos rasgos.
“Las interacciones de edad para la amabilidad y la escrupulosidad indicaron que la disminución de estos dos rasgos, en 2021-2022, fue más fuerte entre los participantes relativamente más jóvenes que entre los relativamente mayores. La interacción con la edad para 2020 para la simpatía también fue significativa”.
Lo anterior, debido a que la personalidad tiende a ser más maleable en los adultos más jóvenes, además de que la pandemia también pudo haber tenido un impacto más negativo en este grupo de edad, comentaron los investigadores.
“Aunque la pandemia fue estresante para todos, interrumpió las tareas normativas de la edad adulta más joven, como la escuela y la transición a la fuerza laboral y ser sociable y desarrollar relaciones. Es especulativo porque no medimos las razones del cambio, pero esta interrupción puede haber tenido un mayor impacto en los adultos más jóvenes porque estas tareas son muy importantes para este grupo de edad”, dijo Sutin.
Los resultados de la investigación fueron obtenidos por medio de evaluaciones de personalidad de 7 mil 109 personas inscritas en el Estudio de Comprensión de Estados Unidos en una línea que se había repetido en distintos momentos antes y durante la pandemia.
Los participantes recibieron una prueba que mide cinco rasgos de la personalidad: neuroticismo (tendencia a experimentar emociones negativas), extraversión, apertura, amabilidad y escrupulosidad.
Los investigadores continuarán monitoreando a los participantes para ver si los cambios de personalidad son temporales o más duraderos.
“Si estos cambios son duraderos, esta evidencia sugiere que los eventos estresantes en toda la población pueden torcer ligeramente la trayectoria de la personalidad, especialmente en los adultos más jóvenes”, concluyeron.
Fuente: El Financiero