jueves, noviembre 14

Colombia y México lideran el camino para que Latinoamérica trace nueva política de drogas

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Colombia y México quieren que sea Latinoamérica, con una misma voz propia, quien lidere la conversación sobre cómo regular las drogas

El presidente de Colombia, Gustavo Petro, y el mexicano, Andrés Manuel López Obrador, reunieron este sábado en la ciudad colombiana de Cali a representantes de otros 17 países latinoamericanos para comenzar a andar el camino hacia una nueva política de drogas que deje atrás la “fallida guerra contra el narcotráfico” impuesta por Estados Unidos.

Hoy previsiblemente la dinámica de la política llamada guerra contra las drogas, hecha en EE.UU. hace 50 años, trasladada a la UE (Unión Europea) y por ahí a las Naciones Unidas, ha hecho víctimas a todas las sociedades latinoamericanas de sus consecuencias”, apuntó Petro durante la clausura de la Conferencia Latinoamericana y del Caribe sobre Drogas.

Ahí, habló de un “genocidio” impuesto por esta “guerra contra las drogas” que ha dejado en el continente un millón de muertos y señaló el “silencio” de los países latinoamericanos que los hizo “cómplices”.

Por eso hizo un llamamiento a tomar unas posiciones “sin miedo y sin temor” entre los países latinoamericanos porque el propósito es que la región “hable por sí misma y no repita los discursos del poder mundial”.

La Conferencia se ha trazado como un primer punto de encuentro para fijar posturas ante una futura cumbre de jefes de Estado y Gobierno, que según la canciller mexicana, Alicia Bárcena, podría ser en 2025.

Petro y López Obrador han sido los únicos presidentes, pero han acudido delegaciones de 19 países -con cancilleres y ministros en el caso de Bolivia, Honduras, Nicaragua, México y Colombia- y también observadores de una docena de países de fuera de la región, incluida la UE, Estados Unidos y la ONU.

Críticas a Estados Unidos

Ha sido a estos últimos a quienes Petro ha señalado directamente: “Nos da miedo decir que ustedes, que tienen la mayor parte de consumidores de esas drogas, están equivocados”, ha dicho frontalmente.

Y a ese señalamiento se ha unido López Obrador, quien ha cambiado también la lógica de mirar a Sudamérica como la causa del narcotráfico para mirar a quien consume, a los países del norte: “si hay consumo es que algo anda mal en esa sociedad, porque puede desaparecer el fentanilo y va a surgir otra sustancia igual de dañina o peor”.

Tenemos la obligación moral y por humanismo, debemos de participar en el combate al consumo del fentanilo en EE.UU”, dijo López Obrador, aludiendo a este potente opioide sintético 50 veces más fuerte que la morfina y causante de la peor crisis de drogas en la historia de Estados Unidos, donde el año pasado murieron más de 70 mil personas por sobredosis de esta sustancia.

Unas horas antes, en la instalación de la clausura, Bárcena ya había adelantado algún ataque a sus vecinos del norte, que estuvieron representados en la conferencia por una delegación de bajo nivel que acudió como observadora. “Nuestros países tampoco son los responsables de que una sociedad tenga estos problemas de consumo y de organización social”, apuntó.

Una “hoja de ruta” contra las drogas

Colombia y México quieren que sea Latinoamérica quien con una misma voz propia por primera vez hable al mundo y lidere la conversación sobre cómo regular las drogas o abordar los problemas relacionados con ellas.

De esa forma, se ha firmado el “Documento final de Santiago de Cali”, una “hoja de ruta” para buscar un “consenso regional” en el problema mundial de las drogas.

“Es histórico porque acordamos delinear un camino hacia el futuro y definir las etapas en las cuales buscaremos consensuar nuestras posiciones”, dijo al cierre de la conferencia el canciller colombiano, Álvaro Leyva.

Son 17 puntos con ciertas posturas comunes y puntos de partida pactado entre Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela.

A pesar de reconocer que “en algunos países no se han obtenido los resultados esperados al combatir el Problema Mundial de las Drogas”, en el documento muestran su respeto por los convenios internacionales “sin renunciar el compromiso internacional de afectar el tráfico ilícito de drogas”.

Pero se muestra la necesidad de avanzar y reflexionar de forma colectiva sobre todo en unos aspectos específicos, como la revalorización de las plantas de uso ancestral, la reducción de la oferta, los daños sociales y a la salud o la conservación ambiental.

Fuentes: López Dóriga Digital.

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