viernes, noviembre 22

Con mayor riesgo a la demencia

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Las lesiones traumáticas, frecuentes en los deportistas y militares, cuadruplican el riesgo de desarrollar demencia y aumentan las posibilidades de desarrollar enfermedades neurodegenerativas como la ELA. Además, los médicos suelen tener poco éxito en su tratamiento.

Un nuevo estudio publicado en la revista “Cell Stem Cell” y dirigido por la Universidad del Sur de California (USC), citado por la agencia EFE, descubrió que una proteína (la TDP-43) impulsa el daño nervioso justo después de la lesión, un hallazgo que podría servir como marcador biológico para detectar lesiones cerebrales traumáticas y para ayudar a controlar los daños algún día.

Daño celular

Las lesiones o traumatismos cerebrales causan daños en las células nerviosas. En fases más agudas, los pacientes pueden tener dificultades para concentrarse y una sensibilidad extrema a la luz y los sonidos fuertes.

“A largo plazo, existe una fuerte correlación entre la lesión cerebral traumática y las enfermedades neurodegenerativas, que en última instancia pueden ser mortales”, explica Justin Ichida, catedrático asociado de Biología de Células Madre y Medicina Regenerativa de la Fundación John Douglas French para el Alzheimer de la USC y autor principal del trabajo.

Para hacer la investigación, el equipo cultivó organoides, pequeños grupos de células neuronales humanas del tamaño de una cabeza de alfiler que se comportan como un cerebro y permiten su estudio.

Para simular lo que sucede en el momento del impacto, golpearon los organoides con ondas ultrasónicas de alta intensidad, imitando así las lesiones cerebrales traumáticas graves.

Descubrieron que los organoides lesionados tenían algunas características observadas en pacientes con traumatismos craneoencefálicos, como la muerte de células nerviosas y cambios patológicos en dos proteínas, la tau y la TDP-43.

Los investigadores observaron que TDP-43, que edita el guión genético que transporta las instrucciones del ADN productor de proteínas, se extravía en los organoides lesionados y causa la muerte de los nervios.

Es decir que en las células sanas —apuntan los autores— esta proteína suele residir en el núcleo (donde está el material genético) pero tras una lesión la proteína sale del núcleo y deja de cumplir su función.

El papel de la genética

El estudio también demostró que las neuronas de la corteza cerebral son especialmente vulnerables a los traumatismos y que la genética puede influir en la evolución del trastorno.

De hecho, los organoides derivados de personas con riesgo genético de padecer enfermedades neurodegenerativas respondieron a la lesión con mayor intensidad con el TDP-43 más débil que los sanos, un hallazgo que podría ayudar a explicar por qué algunos individuos tienen mayor riesgo de desarrollar estas enfermedades tras un traumatismo.

Nota original aquí

Fuente: Diario de Yucatán

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