Durante la primera quincena de noviembre de 2025, el INPC alcanzó 142.470 puntos, un incremento de 0.47% respecto a la quincena anterior. Aunque la cifra puede parecer menor en términos técnicos, sus efectos son inmediatos para quienes deben estirar cada peso en el supermercado, el transporte y los servicios básicos.
A nivel nacional, la inflación anual se ubicó en 3.61%, pero en la Península de Yucatán el impacto ha sido más intenso. El estado, al igual que Campeche y Quintana Roo, ha registrado presiones inflacionarias constantes a lo largo de 2025, especialmente en rubros esenciales como la electricidad, el transporte público y los alimentos.
Para una familia de Mérida o de los municipios del interior, esto significa que lo que alcanzaba en octubre ya no rinde lo mismo en noviembre.
Electricidad, transporte y alimentos: el golpe directo a los hogares
El Inegi señaló que entre los productos y servicios que más empujaron el incremento quincenal destacan:
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energía eléctrica,
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transporte colectivo,
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alimentos fuera del hogar,
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y diversos servicios básicos.
En una ciudad como Mérida —donde el uso intensivo de ventiladores y aires acondicionados es indispensable por las altas temperaturas— el alza en electricidad tiene efectos inmediatos.
Los aumentos en transporte repercuten directamente en quienes dependen de varias rutas diarias para trabajar o estudiar, mientras que los alimentos, tanto frescos como preparados, siguen encareciéndose a un ritmo mayor que la capacidad de ajuste de los ingresos familiares.
Una tendencia que ya presionaba a la región
Si bien el dato de noviembre es nacional, observatorios económicos han señalado que Yucatán ha experimentado variaciones inflacionarias por encima del promedio durante gran parte de 2025, sobre todo en enero y febrero, cuando los precios de servicios y alimentos se colocaron entre los más altos del país.
Esto no es fortuito: la estructura económica del estado —muy dependiente del comercio, los servicios y actividades turísticas— provoca que cualquier shock en energéticos o transporte se traslade de forma casi inmediata al consumidor final.
Además, la limitada competencia en ciertos mercados locales mantiene algunos precios elevados aun en periodos en que la inflación nacional muestra moderación.
Empleo y vulnerabilidad: ocupación alta, bienestar insuficiente
Aunque la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) reportó para Yucatán una tasa de ocupación superior al 97% en 2025, esta cifra no necesariamente se traduce en bienestar.
Buena parte de los empleos en el estado continúan siendo informales, con salarios bajos y sin redes de protección social que permitan a los trabajadores enfrentar incrementos súbitos en el costo de vida.
A ello se suman las advertencias del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF), que ha señalado señales de desaceleración en la economía local: menor actividad manufacturera, debilitamiento del comercio y pérdida de empleos formales. Este escenario deja a miles de hogares expuestos al impacto inflacionario.
En términos prácticos, mientras los precios suben, los ingresos no lo hacen al mismo ritmo. Para muchas familias, el margen de maniobra es mínimo: se reduce el gasto en alimentación, se posponen compras de medicamentos, se limitan los traslados y se recortan actividades recreativas.
El costo de vivir en Yucatán: una tensión que sigue creciendo
La combinación de incrementos en electricidad, vivienda, servicios, alimentos y transporte dibuja un panorama cada vez más desafiante para el costo de vida en Yucatán.
Para quienes viven con ingresos bajos o dependen de trabajos temporales, estos cambios no sólo representan incomodidad económica, sino un riesgo creciente de caer en mayores niveles de precariedad.
Redacción: Yucatánalamano.