20 escuelas particulares cerraron sus puertas este año, sumándose a una tendencia de cierres que ha persistido desde la pandemia.
La Asociación de Escuelas Particulares en el estado reporta que el número de planteles se ha reducido drásticamente en los últimos años, pasando de cerca de 700 antes de 2020 a menos de 500 en la actualidad. Esta disminución ha tenido un fuerte impacto tanto en las comunidades escolares como en las familias que confiaban en estas instituciones para la formación de sus hijos.
“El cierre de escuelas no se detiene. Hay padres de familia que, poco antes del inicio de clases, optan por no continuar porque no pueden sostener los costos del ciclo escolar. Es una situación dolorosa que se repite año tras año”, expresó Elías Dájer Fadel, presidente de la asociación.
Una pérdida educativa y cultural
Uno de los casos más representativos es el del kínder Consuelo Zavala, una institución con más de 100 años de trayectoria, que recientemente cesó operaciones. Para Dájer Fadel, este tipo de cierres implican la pérdida de mucho más que instalaciones físicas.
“No se trata simplemente de cerrar un edificio. Es perder una institución con historia, con niveles educativos consolidados y generaciones formadas. Abrir un kínder improvisado con dos aulas no sustituye esa calidad ni ese legado”, afirmó.
Becas y recursos en riesgo
Además del cierre de escuelas, también se ha visto afectado el sistema de becas. Según el dirigente, millones de pesos en apoyos educativos han desaparecido junto con las instituciones que ya no operan. La caída en el número de planteles implica también una reducción en los recursos disponibles para apoyar a estudiantes de bajos ingresos.
“Mientras menos escuelas haya, menos becas pueden otorgarse. Es una cadena que perjudica a todos”, advirtió.
Migración de alumnos y recuperación académica
A pesar del panorama complicado, algunas escuelas han logrado estabilizarse académicamente tras los desafíos de la pandemia. En meses recientes, incluso se ha observado un aumento en la matrícula de alumnos provenientes del sistema público, en busca de una educación más personalizada o especializada.
“Estamos listos para atender a esos estudiantes y apoyarlos en su desarrollo académico”, aseguró Dájer Fadel.
Denuncian competencia desleal y exclusión oficial
Uno de los factores que agravan la situación, según el presidente de la asociación, es la proliferación de escuelas irregulares que operan sin supervisión oficial ni cumplimiento fiscal. Estas instituciones, al no cubrir impuestos ni derechos laborales, pueden ofrecer colegiaturas muy bajas, lo que crea una competencia injusta para las escuelas que sí cumplen con la ley.
“Mientras unos operan en la informalidad con cuotas mínimas, nosotros debemos pagar impuestos, seguridad social para el personal y cumplir con todas las regulaciones. Aun así, somos los que terminamos cerrando”, lamentó.
En el plano legal, recordó que muchas instituciones han interpuesto amparos para mantener planes de estudio anteriores a la reforma educativa de la Nueva Escuela Mexicana, lo que refleja otra capa de tensión entre las escuelas particulares y las políticas oficiales.
Finalmente, cuestionó la falta de equidad en la distribución de apoyos gubernamentales, señalando que los alumnos de escuelas privadas también son menores de edad con derechos, pero suelen quedar fuera de los programas de asistencia educativa.
“No puede haber discriminación entre un niño de escuela pública y uno de escuela privada. Ambos merecen protección y oportunidades por igual”, concluyó.
Redacción: Yucatánalamano.