La entrega de apoyos mediante programas con reglas de operación se ha incrementado en los últimos tres años, según datos de la Secretaría de Hacienda
En los últimos tres años, el gobierno federal destinó mayores recursos a programas de subsidios con reglas de operación.
Mientras que en el primer semestre de 2019, 36.9% del gasto total destinado a programas sociales correspondió a proyectos con regulación, en el mismo periodo de 2022, la proporción aumentó a 63.9%, con 262 mil 886 millones de pesos ejercidos, de acuerdo con datos de la Secretaría de Hacienda.
En lo que va del sexenio, el gasto en subsidios con reglas de operación se ha incrementado 27.6% promedio anual, mientras que en los que no tienen reglas ha caído 11.8% promedio.
Dicho cambio se debe, en primera instancia, a que programas con reglas, como la pensión para adultos mayores, están elevando su gasto, explicó Rodolfo de la Torre, director de Movilidad Social del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY).
Sin embargo, también es porque se han puesto reglas a programas que al inicio del sexenio no tenían, como Sembrando Vida, Jóvenes Construyendo el Futuro y las Becas Benito Juárez para secundaria y preparatoria, señaló.
Los datos de Hacienda, sin duda, muestran un avance en el país en términos del gasto social que deberá reforzarse hacia finales de sexenio, destacó el especialista.
Subrayó que, además de las reglas de operación, es necesaria la vigilancia a los programas.
«Tener reglas de operación es condición necesaria, pero no suficiente, para tener buenos resultados. Hay que ver si los objetivos y los procedimientos que se proponen en las reglas conducen a lo que se desea lograr”, consideró De la Torre.
PREDOMINAN SUBSIDIOS CON REGLAS DE OPERACIÓN
En el primer semestre de 2022, el gobierno federal ejerció 262 mil 886 millones de pesos en programas de subsidios con reglas de operación, es decir, 63.9% de este gasto; mientras que el 36.1% (148 mil 649 mdp) se hizo en programas sin estas reglas, de acuerdo con datos de la Secretaría de Hacienda.
Esta cifra contrasta con lo observado en el primer semestre de 2019, es decir, en el inicio de la actual sexenio, en el cual la proporción estaba invertida: 63.1% se iba a programas sociales sin reglas de operación y el 36.9% se iba a programas con reglas.
En lo que va del sexenio, el gasto en subsidios con reglas de operación ha aumentado 27.6% promedio anual, mientras los que no tienen reglas ha caído 11.8% promedio.
Rodolfo de la Torre, director de Movilidad Social del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY), explicó a Excélsior que esta situación obedece, primero, a programas con reglas que están elevando su gasto, como la pensión para adultos mayores, que se universalizó y amplió su monto de apoyo.
Y segundo, se debe a que se han puesto más reglas en algunos programas que antes no tenían al inicio del sexenio, como Sembrando Vida, Jóvenes Construyendo el Futuro y las Becas Benito Juárez para secundaria y preparatoria.
Por esta razón, comentó que los datos de Hacienda, sin duda, muestran un avance en el país en términos del gasto social que deberá reforzarse hacia finales de sexenio.
LOS PENDIENTES
Pese a esto, De la Torre explicó que tener reglas de operación no es garantía de que los programas de subsidio no caigan en actos de corrupción.
«El famoso caso de la Estafa Maestra fue un ejemplo de un programa que tenía reglas de operación y que cayeron actos de corrupción”, comentó el especialista del CEEY.
Añadió que tener reglas tampoco garantiza resultados satisfactorios en el ejercicio del gasto social.
«Tener reglas de operación es condición necesaria, pero no suficiente, para tener buenos resultados. Hay que ver si los objetivos y los procedimientos que se proponen en las reglas conducen a lo que se desea lograr”, expresó De la Torre.
Como ejemplo, el experto citó los resultados de la Secretaría de Hacienda y el Coneval sobre que cada vez hay más transferencias sociales que recaen en los deciles de medio y alto ingreso en el país.
«Puedes tener unas reglas que digan que buscas llegar a los más pobres de los pobres, pero si no defines bien la población objetivo o tienes procedimientos laxos para llegar a ellos, se pueden dar resultados distintos a los que se buscan”, dijo el experto del CEEY.
Fuente: Excélsior