
“Deuda con las mujeres”, experta habla sobre la violencia de género en Yucatán
Si de Yucatán hablamos, la violencia de género es un problema que afecta a miles de mujeres y su erradicación requiere un esfuerzo coordinado entre la sociedad civil, la academia y el gobierno, señala Amada Rubio Herrera, investigadora del Centro Peninsular en Humanidades y Ciencias Sociales (Cephcis) de la UNAM.
En entrevista, la doctora comparte que, con base en los lineamientos de la UNAM, la violencia de género está definida como cualquier acto, acción u omisión contra una persona motivada por su sexo, orientación sexual o identidad de género, con consecuencias que pueden incluir un trato denigrante, discriminatorio o que genere sufrimiento.
Siguiendo esta definición, datos de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (Endireh) de 2021, publicada en 2022, muestran cifras de foco rojo para Yucatán.
El 71.4% de las mujeres de 15 años y más ha experimentado algún tipo de violencia de género a lo largo de su vida.
Entre los tipos más frecuentes se encuentran la violencia física, psicológica, económica y patrimonial.
Además, la investigadora comenta que en años recientes ha ganado visibilidad la violencia vicaria, que afecta a las mujeres mediante el daño infligido, mediante sus hijos, por parte de sus parejas o exparejas.
Las estadísticas revelan que Yucatán figura entre los seis estados con mayores índices de violencia de género, superado por el Estado de México (78.7%), Ciudad de México, Querétaro, Colima y Aguascalientes.
En particular destaca la violencia comunitaria, que representa el 46.6% de los casos reportados, seguida de la violencia dentro de las relaciones cercanas, incluyendo la violencia sexual.
A lo largo de la historia, las mujeres han sido responsables del bienestar de los hogares a costa de su propio descanso y salud.
Esta situación se ha normalizado tanto que incluso el esfuerzo excesivo se celebra como una virtud. “Nos llaman ‘multitasking’ (multitareas), pero en realidad nos estamos explotando”.
La lucha contra la violencia de género en Yucatán es una tarea multinivel que requiere la articulación de esfuerzos entre la academia, la sociedad civil y las instancias gubernamentales.
Desde la promoción de estrategias comunitarias con promotoras locales hasta el fortalecimiento de políticas públicas sostenibles, es fundamental seguir trabajando en la transformación cultural y estructural que permita erradicar la violencia de género y garantizar una vida digna para todas las mujeres.
Para la doctora Rubio, el Estado tiene una deuda pendiente con las mujeres.
“Si las madres llevan a sus hijos a la escuela y solo tienen unas pocas horas libres, ¿en qué momento pueden generar un ingreso?”, cuestiona. Esta realidad empuja a muchas mujeres al empleo informal, sin garantías laborales ni estabilidad económica.
En el ámbito político, hace énfasis en la importancia de estar atentas a los planes de desarrollo propuestos por los ayuntamientos.
La continuidad de las políticas de género, a pesar de los cambios administrativos, es crucial para garantizar el bienestar de las mujeres en el estado.
En el ámbito personal autocuidado también es un tema central en esta lucha.
“Nos enseñaron a cuidar a otras personas, pero no a nosotras mismas. No es un acto egoísta”, afirma la doctora Rubio.
Sin embargo, a nivel legislativo el autocuidado aún no es reconocido como un derecho. “El tema está congelado en la Cámara de Senadores. No sé qué están esperando”.
Otro de los principales obstáculos en la lucha contra la violencia de género es la falta de sinergia entre las propias mujeres.
“Tristemente, a veces entre mismas compañeras no hay posibilidades de apoyo. Hay una crítica constante de que entre nosotras no nos apoyamos”, comenta.
Sin embargo, recalca que cada mujer dentro del feminismo puede tener su propia causa y bandera, siempre con el objetivo de generar un cambio estructural.
La experta comparte que simpatiza con el feminismo marxista, una corriente que pone énfasis en el reconocimiento del trabajo doméstico no remunerado.
“Nos han dicho que realizamos muchas tareas por amor, cuando en realidad estamos trabajando sin reconocimiento. Sin este trabajo la sociedad no podría funcionar”, señala.
La falta de valoración de estas labores impacta negativamente en la autonomía económica de las mujeres y perpetúa la desigualdad.
La doctora también señala que esta perspectiva no siempre es bien recibida en espacios académicos, donde sus planteamientos generan resistencia e incluso rechazo.
Sin embargo, mantiene su compromiso con un feminismo coherente con su labor docente e investigativa, impulsando a sus alumnas a cuestionar y transformar la realidad.
Para ella, sembrar la inquietud sobre estos temas y formar alianzas es un primer paso fundamental para avanzar hacia una sociedad más justa y equitativa.
En definitiva, la lucha contra la violencia de género en Yucatán es un proceso en constante evolución. Aunque existen avances, la concienciación, la organización entre mujeres y la acción estatal siguen siendo elementos clave para lograr un cambio real y duradero.— Darinka Ruiz Morimoto
Problema Mujeres
La investigadora Amada Rubio Herrera aborda cuestiones sobre la violencia de género.
Empleo pagado
La doctora subraya la importancia de visibilizar el trabajo no remunerado que históricamente han desempeñado las mujeres en la sociedad. Con una metáfora del iceberg, destaca cómo la parte visible del trabajo —el empleo remunerado— es solo una fracción de todo lo que sostiene el funcionamiento de la sociedad.
También enfatiza que las labores de cuidado, el mantenimiento del hogar y la crianza, que han sido tradicionalmente asignadas a las mujeres, son esenciales, aunque no sean reconocidas ni valoradas económicamente.
Trabajo
Amada Inés Rubio Herrera es investigadora de tiempo completo en el Cephcis UNAM, tiene estudios de doctorado en Antropología por la UNAM, maestría en Ciencias por el Cinvestav y licenciatura en Ciencias Antropológicas por la Uady. Cuenta con una estancia posdoctoral por la Coordinación de Humanidades de la UNAM, es investigadora Nacional nivel I. Sus líneas de investigación son los estudios rurales y de género con perspectiva ecofeminista. Entre sus publicaciones más relevantes destaca “Proyectos productivos para mujeres rurales. Experiencias y representaciones en Tekit, Yucatán”.
Nota original aquí
Fuente: Diario de Yucatán