domingo, noviembre 24

Diabetes lo venció: vecino de Tizimín necesita ayuda

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A sus 64 años de edad, Felipe de Jesús Barrera Mukul vive los peores momentos de su vida, postrado en una hamaca y rodeado de cuatro paredes de una habitación que desde hace algunos años doña Aracely Sánchez le dejó para que cuidara y viviera.

Nunca se casó y todos sus familiares han fallecido.

Recientemente, la diabetes lo venció y le impide levantarse, ni para ir al baño, lo que ha convertido el cuarto donde duerme en un espacio insalubre.

Sus rodillas muestran las huellas de sus caídas cuando intenta caminar, su condición de salud se nota bastante desgastada y ha perdido incluso el apetito, según narró durante la plática mientras tomaba un poco de agua que pidió que se le compre.

“Es la diabetes, hermano. Nunca pensé que me tirara así, antes salía a buscar chapeo y ganaba para mi comida, pero de pronto se me empeoró y ya no puedo ni levantarme.

“Cuando intento pararme, me tengo que acostar de nuevo”, explicó.

Recordó que contaba con el apoyo del DIF municipal.

“Antes me traían un poco de comida, despensa y hasta mis medicinas, pero después de que perdió el PAN me dijeron que ya no me pueden apoyar y empeoró mi enfermedad”, relató Barrera Mukul, quien dijo que solo espera el momento en que Dios lo llame para dejar este mundo.

“Es lo malo de no tener familia, mi papá murió cuando yo era un niño, luego mi mamá y me quedé al cuidado de mis tías, pero todas ya se murieron y ahora estoy solito. Gracias a esta señora que me prestó esta casa tengo donde esperar mi descanso para siempre”, agregó.

El sexagenario vive en una casa ubicada en la calle 48 entre 71 y 79, en la colonia Adolfo López Mateos, cerca del centro de desarrollo comunitario, donde se encuentran las oficinas del DIF.

Enfrente hay una panadería, cuyas empleadas aseguraron que hace aproximadamente dos semanas que Barrera Mukul se quedó acostado completamente en su hamaca.

“Antes se salía a parar en la puerta y nos pedía pan o agua y se lo llevamos, pero ahora ya no se puede levantar.

“Solo vemos que viene una hermana (religiosa) quien es la que lava la casa y creo que lo baña, porque él ya no puede”, comentaron.— ISAURO CHI DÍAZ

Nota original aquí 

Fuente: Diario de Yucatán

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