miércoles, noviembre 27

Dormir bien, para aprender mejor; desajuste tras confinamiento

0
308

En familia, es importante planear horarios para retomar esa rutina entre los menores, tal como se realizó con las actividades presenciales; además de dar profundidad, continuidad y duración para mayor descanso, indica especialista

Tras dos años y cinco meses de confinamien­to por covid-19, inició el primer ciclo escolar 100% presencial. Los útiles y uniformes vol­vieron a ser parte de la rutina de más de 29 millones de estudiantes y la calidad de sueño debería in­cluirse en esta rutina, pues durante los ciclos anteriores, los horarios para dormir se modificaron y un descanso de calidad es necesario para la salud física y mental.

«Un niño que sigue tenien­do un desajuste de sueño o que no está descansando lo que necesita tal vez va a estar muy cansado, pero finalmen­te lo que está aprendien­do, no lo está aprovechando completamente, porque su memoria no lo archiva en la memoria a largo plazo, sino que lo tiene como basura en la calle”, dijo a Excélsior, Laura Flores, consultora de sueño infantil en A Dormir Angelitos.

 

«Es importante que los pa­pás planeemos una rutina que podamos sostener para los días de escuela y sea flexible, en el sentido de que no nos casemos con horarios exac­tos para dormir o despertar, pero sí tengamos un rango con 15 minutos más o 15 menos, o hasta media hora y, a partir de ahí, poner orden”, señaló.

La profundidad, conti­nuidad y duración son tres factores clave en un sueño reparador, de calidad y salu­dable, por eso es importante no sólo tener un horario más o menos definido para dor­mir sino hacerlo en espacios adecuados.

La rutina debe ser planea­da en familia para que fun­cione mejor, sugirió Laura, y establecer una hora para el momento de ir a dormir.

Otro punto importante es definir el ambiente don­de dormirá el niño o la niña, es decir su cama, su cuarto y evitar que se queden dormi­dos en el sillón o en otro lugar donde deban moverse más tarde, pues esto interrumpe la duración del sueño.

Para reconocer problemas de sueño entre los menores, Laura recomienda estar aten­tos en los hábitos alimenti­cios, ya sea que comen mucho o poco durante todo el día; un carácter irritable también pue­de ser indicativo de problemas con el sueño.

«Hay una delgada línea en­tre ‘estoy cansado porque me dormí más tarde ayer’ a ‘es­toy agotado porque llevo se­manas durmiéndome más tarde’, entonces, hay que ana­lizar y tener muy presente los horarios de nuestros hijos”, recomendó.

SUEÑO Y HORARIO DE VERANO

El horario de verano también es factor de estrés en la ruti­na de un sueño de calidad, Laura cita los estudios de Ma­tthew Walker, un neurocientí­fico que, en 2019, señaló que en los países donde se activa el horario de verano, al día si­guiente, los casos de infarto aumentan 24%; y por el con­trario, disminuyen 21% en otoño, cuando se vuelve ajus­tar el horario durmiendo una hora más. Incluso, disminu­yen los accidentes de tráfico y las tasas de suicidio.

«Si con una hora de sue­ño de diferencia a los adultos les afecta de esta forma, que ya estamos en completo de­sarrollo, ya no estamos cre­ciendo, realmente estamos formados. Ahora piensa en un niño que todos los días está aprendiendo algo nuevo, que su cerebrito está absorbien­do todos los conocimientos, cuando le quitamos una hora de un día a otro, sin llevar un proceso paulatino, si vamos a ver afectaciones”, consideró.

En este caso, mientras se decide si se quita de manera definitiva o no el horario de verano, lo ideal es preparar a los niños para cambio, mo­dificando la hora de dormir 15 minutos progresivamente, una semana antes del cambio, para que el día que se mueva el reloj, niñas y niños ya estén adecuados al nuevo horario.

VOLVIMOS A DORMIR LA NOCHE ENTERA

Laura, Fernando y su hijo ma­yor Patricio se apoyaron en A Dormir Angelitos porque cuando era bebé Patricio se despertaba mucho por las noches para comer.

«Pato a veces se des­pertaba hasta cuatro cinco veces en la noche, entonces podía ser que se durmiera una hora o dos y otra vez ya se despertaba, entonces realmente nunca conseguí tener un sueño muy profun­do, entonces yo ya vivía can­sadísima, súper ojerosa y de mal humor todo el tiempo, y entonces cuando Pato ya cumplió como un año, tenía un año un mes, justamente cuando buscamos la ayuda con Lau”, relató Laura Her­nández, mamá de Patricio.

Lo que hizo Laura Flores con la pareja y su bebé fue modificar los horarios de alimento del pequeño para que sus siestas nocturnas fueran más largas y sus pa­pás también pudieran des­cansar más.

«Fueron cuatro días intensos en los que modifi­camos sus rutinas y después de eso Pato (Patricio) ya se ha dormido toda la noche desde entonces”, recordó la mamá del niño.

También se dieron cuen­ta de que algunos malos hábitos se los estaban pa­sando a su hijo de manera automática.

Por ejemplo en mi fami­lia es muy común hacer todo con la tele, vestirte viendo la tele, ver la tele haciendo la tarea, comer viendo la tele; yo le ponía tele hasta noche a Pato, cuando se desper­taba a las cinco o seis, le prendía a la tele y yo me volvía a dormir y es un error que yo cometí, entendí, híjo­le el tema de las pantallas le está afectando”, ejemplificó Fernando.

«Es un proceso complejo tomar la decisión de pedir ayuda, cuando pides la ayu­da, parte del proceso de en­tendimiento es darte cuenta que eres tú el del problema, no el bebé, es un proceso de aceptación duro porque tienes que ser consciente; mi hijo tiene mis formas y costumbres de dormir”.

Hoy Pato tiene dos años, a punto de cumplir tres y esta semana fue la primera vez que asistió a la escue­la, al preescolar y no fue un problema levantarse temprano.

«Esta entrada a clases ha sido sencilla, o sea para nosotros ha sido sencilla, porque él se duerme a sus horas, se ha despertado sin problemas, todo bien, ya con la inercia de esa rutina ha sido mucho más fácil, para nosotros es una prime­ra experiencia esto de la es­cuela”, comentó Fernando.

Y para ellos como papás también ha sido diferente dormir de corrido toda la noche.

«Fuimos muy felices, desde que pudimos dor­mir la noche entera, o sea realmente si nos cambió a nosotros la dinámica que ya traíamos de estar enojados, cansados a pues ya dormir bien y ya relajarnos”, dijo Laura Hernández.

Fuente: Excélsior

Leave a reply