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El calor extremo se convierte en una crisis sanitaria en Yucatán

El aumento de las temperaturas ya no es solo un tema climático en Yucatán, sino un desafío creciente para la salud pública.

por Luis Carmona
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Hasta agosto de 2025, al menos 61 personas en el estado fueron atendidas por golpes de calor, de acuerdo con datos de la Secretaría de Salud federal, lo que posiciona a la entidad entre las más afectadas a nivel nacional.

Este fenómeno climático ha dejado de ser ocasional. Las estadísticas muestran una tendencia sostenida al alza desde 2021, con un incremento considerable tanto en casos de deshidratación como de golpes de calor y quemaduras por exposición solar. En 2022 se registraron 17 casos, cifra que superó los 100 en 2023. En 2024, los reportes hablan de cientos de personas afectadas, algunas de ellas con consecuencias fatales.

Urgencias y hospitales: termómetro del cambio

Los servicios médicos en la región han comenzado a reflejar la magnitud del problema. Durante 2025, tan solo hasta junio se contabilizaron 33 casos de golpe de calor, y para agosto ya sumaban 61. Si se consideran los tres estados de la península —Yucatán, Quintana Roo y Campeche— el total superaba los 100 casos, incluyendo al menos tres muertes relacionadas con el calor extremo.

No se trata solo de números: los grupos más afectados también están cambiando. Además de niños y adultos mayores, trabajadores jóvenes expuestos al sol —como obreros, agricultores y pescadores— han comenzado a figurar entre los más vulnerables.

Una crisis multifactorial

Expertos señalan que esta emergencia no puede explicarse únicamente por las altas temperaturas. Tres factores se combinan para agravar la situación:

  1. El cambio climático ha intensificado la frecuencia e intensidad de las olas de calor. En Yucatán, temperaturas por encima de los 40 °C son cada vez más comunes, y la alta humedad reduce la capacidad del cuerpo para enfriarse mediante el sudor.

  2. Condiciones sociales y económicas: muchas viviendas en zonas rurales o marginadas carecen de ventilación adecuada o acceso a aire acondicionado. Quienes trabajan al aire libre enfrentan jornadas extenuantes bajo el sol sin suficiente protección o descanso.

  3. Limitaciones del sistema de salud: aunque existen protocolos para atender los efectos del calor, la infraestructura puede verse superada en momentos críticos. Además, muchos casos no se registran adecuadamente, ya sea por muertes ocurridas fuera de hospitales o por diagnósticos poco precisos.

Casos reales, impacto tangible

Desde hospitales en Mérida hasta pequeñas clínicas rurales, los relatos se multiplican: jóvenes desmayados tras horas bajo el sol, personas mayores encontradas deshidratadas en casas sin ventilación, y trabajadores en estado crítico tras jornadas intensas. Médicos señalan que cuando la temperatura corporal rebasa los 40 °C sin intervención rápida, el riesgo de daño neurológico o falla multiorgánica es alto.

La situación en la península

En Quintana Roo, 46 de los 60 casos reportados hasta agosto fueron identificados como golpes de calor. En Campeche, con 14 casos confirmados, la situación también preocupa, aunque a menor escala. La combinación de clima, exposición laboral y dificultades en el acceso a servicios de salud hace de la península de Yucatán una de las regiones más vulnerables del país.

Subregistro y prevención: los retos pendientes

Una de las principales dificultades es la falta de datos precisos. Aunque a nivel nacional se han documentado 57 fallecimientos por calor extremo en 2025 (56 de ellos por golpe de calor), es probable que la cifra real sea mayor debido a casos no reportados o clasificados erróneamente.

En respuesta, las autoridades han promovido campañas de prevención, activado protocolos hospitalarios y emitido alertas. Sin embargo, expertos coinciden en que esto no es suficiente. Se requiere:

  • Mejor infraestructura en zonas de alto riesgo.

  • Regulación laboral efectiva para quienes trabajan al aire libre.

  • Monitoreo epidemiológico más riguroso.

  • Estrategias de adaptación urbana frente al calor.

El futuro inmediato

Yucatán enfrenta una amenaza en evolución. La canícula y las olas de calor ya no son eventos pasajeros, sino una emergencia sostenida con efectos cada vez más visibles en la salud de su población.

Más allá de soportar el calor, el reto ahora es prevenir sus consecuencias con políticas integrales y acciones anticipadas. Las decisiones que se tomen hoy determinarán cuántas vidas podrán salvarse mañana.

Redacción: Yucatánalamano.

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