Por Ariel Irigoyen.
Poot Sosa recalcó que las familias yucatecas instalaron sus altares de Hanal Pixán con comidas, bebidas, frutas, dulces para darle la bienvenida a los niños, a los jóvenes y adultos ya fallecidos, manteniendo viva ésta tradición y costumbre mexicana.
Puntualizó que no hay que preocuparse si los los alimentos e ingredientes para cocinar pibes tienen precios muy elevados, lo más importante es rezar por el descanso de los fieles difuntos, acordarse de familiares, de los padres, abuelos, tíos, hermanos, sobrinos y otros miembros de la familia que ya dejaron este mundo terrenal.
Detalló que hay familias que por otras creencias religiosas no instalan altares de Hanal Pixán, ni cocinan alimentos, ni rezan por sus seres queridos ya fallecidos; simplemente su religión que no es católica, no creen ni respetan la tradición de los fieles difuntos, pero eso sí, bien que comen los pibes, los tamales, el atole de maíz nuevo, las calaveritas de azúcar, el pan de muerto y el Xe’ek de frutas.
Poot Sosa abundó que es más fuerte el culto a los muertos que los municipios y comisarías del interior del Estado donde todavía hay familias que colocan velas en las puertas de su casa para guiar el camino de sus familiares fallecidos a su encuentro con quienes aún están en ésta vida terrenal.