
Ella fijó protocolo para su despedida
En el reino arrancó ayer la Operación Unicornio, un protocolo que la misma reina planeó y avaló en 2019 para implementar el día de su muerte, en caso de que ésta ocurriera en Escocia.
La Operación Unicornio incluye la suspensión inmediata de los asuntos en el Parlamento escocés y planes para gestionar potencialmente a los miles de visitantes a Balmoral y Edimburgo que deseen presentar sus condolencias a la familia real.
Además, se invitará a los deudos de la monarca a reunirse en torno al Parlamento escocés, el Palacio de Holyroodhouse y la catedral de Saint Giles en Edimburgo, donde se prevé una gran presencia policial.
Tras su paso por Balmoral, se espera que el cuerpo de Isabel II sea trasladado en tren desde Aberdeen a Edimburgo, para descansar primero en el Palacio de Holyroodhouse, su residencia oficial en Escocia.
Posteriormente, su féretro será llevado por la Royal Mile hasta la catedral de Saint Giles para un servicio de recepción, en el que los líderes cívicos de Escocia, dignatarios y miembros del público tendrán la oportunidad de ofrecer sus condolencias y firmar un libro con sus respetos.
Luego el féretro subirá a bordo del tren real en la estación de Waverley, desde donde viajará lentamente por la línea principal de la costa este hasta Londres, con planes para una guardia de honor en todos los andenes desde Edimburgo hacia el sur, para finalmente regresar a la Sala del Trono en el Palacio de Buckingham.
El mismo protocolo, que durará nueve días, establece dar primero la noticia a los gobernadores, embajadores y primeros ministros. Luego, al Ministerio de Relaciones Exteriores, que haría lo propio con los 54 Estados Miembros de la Commonwealth.
En seguida se informaría a la Press Association y el resto de los medios de comunicación británicos, como la BBC. “Todos los presentadores deben vestir de luto”, subraya el protocolo. Fue el periodista Huw Edwards, quien anunció el deceso de la reina a las 18:30 hora local.
SUS DOS CUMPLEAÑOS
Isabel II soplaba las velas dos veces al año: el día de su nacimiento, el 21 de abril en la privacidad, y durante las celebraciones oficiales de su cumpleaños, organizadas tradicionalmente el segundo sábado de junio, para escapar a las desavenencias meteorológicas.
De acuerdo con el sitio oficial de la familia real, históricamente los cumpleaños de los monarcas británicos se han celebrado en días diferentes a los de su nacimiento si éste no tuvo lugar en verano.
Entre sus insólitos privilegios como soberana británica, la reina Isabel II no necesitaba pasaporte ni licencia de conducir.
Como jefa de Estado, debía observar una estricta neutralidad en el plano político.
Por lo tanto, no votaba y no podía presentarse a elecciones. Sin embargo, era ella quien inauguraba las sesiones parlamentarias e investía al primer ministro, con quien se reunía regularmente.
Su papel más importante era la “imparcialidad”, según Bob Morris, historiador de la monarquía.
DECENAS DE PERSONAS LE DICEN ADIÓS
El Palacio de Buckingham recibió ayer a decenas de ingleses que se congregaron para despedir a la monarca.
«Está lleno de velas y flores. Está lloviendo, antes de anochecer hubo un doble arcoíris sobre el palacio real”, compartió a Excélsior desde el Palacio de Bukingham Santiago Barreto, colombiano que vive en Londres. En las inmediaciones, había personas dándole la bendición, agregó.
Los asistentes, que llevaron ramos de flores y retratos, entre otras ofrendas, cantaron desolados Dios salve a la reina.
El cariño del pueblo a la monarca se ha hecho evidente desde que tomó el cargo hace 70 años.
Una medición de la empresa Yougov calificó a la monarca como la mejor valorada de la familia real, con 83% de aprobación. “Creo que será recordada como la mayor monarca de la historia, la más longeva, pero también la más grande”, explicó el experto de la realeza Phil Dampier.
Y es que gran parte de la población británica ha vivido únicamente bajo el reinado de Isabel II.
«Me siento muy triste, tengo la impresión de que mi abuela ha muerto”, dijo Tonnie Cunningham, una mujer de 35 años en las calles de Londres.
Fuente: Excélsior