jueves, octubre 10

Ella fijó protocolo para su despedida

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En el reino arrancó ayer la Operación Unicornio, un protocolo que la mis­ma reina planeó y avaló en 2019 para implemen­tar el día de su muerte, en caso de que ésta ocu­rriera en Escocia.

La Operación Uni­cornio incluye la sus­pensión inmediata de los asuntos en el Parla­mento escocés y planes para gestionar poten­cialmente a los miles de visitantes a Balmoral y Edimburgo que deseen presentar sus condolen­cias a la familia real.

Además, se invitará a los deudos de la monar­ca a reunirse en torno al Parlamento escocés, el Palacio de Holyrood­house y la catedral de Saint Giles en Edimbur­go, donde se prevé una gran presencia policial.

Tras su paso por Bal­moral, se espera que el cuerpo de Isabel II sea trasladado en tren des­de Aberdeen a Edim­burgo, para descansar primero en el Palacio de Holyroodhouse, su resi­dencia oficial en Escocia.

Posteriormente, su féretro será llevado por la Royal Mile hasta la catedral de Saint Giles para un servicio de re­cepción, en el que los lí­deres cívicos de Escocia, dignatarios y miembros del público tendrán la oportunidad de ofre­cer sus condolencias y firmar un libro con sus respetos.

Luego el féretro su­birá a bordo del tren real en la estación de Waver­ley, desde donde viajará lentamente por la línea principal de la costa este hasta Londres, con pla­nes para una guardia de honor en todos los an­denes desde Edimburgo hacia el sur, para final­mente regresar a la Sala del Trono en el Palacio de Buckingham.

El mismo protocolo, que durará nueve días, establece dar primero la noticia a los gobernado­res, embajadores y pri­meros ministros. Luego, al Ministerio de Relacio­nes Exteriores, que ha­ría lo propio con los 54 Estados Miembros de la Commonwealth.

En seguida se infor­maría a la Press Asso­ciation y el resto de los medios de comunicación británicos, como la BBC. “Todos los presentadores deben vestir de luto”, su­braya el protocolo. Fue el periodista Huw Edwards, quien anunció el dece­so de la reina a las 18:30 hora local.

SUS DOS CUMPLEAÑOS

Isabel II so­plaba las velas dos ve­ces al año: el día de su nacimiento, el 21 de abril en la privacidad, y du­rante las celebraciones oficiales de su cumplea­ños, organizadas tradi­cionalmente el segundo sábado de junio, para escapar a las desave­nencias meteorológicas.

De acuerdo con el sitio oficial de la fami­lia real, históricamente los cumpleaños de los monarcas británicos se han celebrado en días diferentes a los de su nacimiento si éste no tuvo lugar en verano.

Entre sus insólitos privilegios como sobe­rana británica, la reina Isabel II no necesitaba pasaporte ni licencia de conducir.

Como jefa de Esta­do, debía observar una estricta neutralidad en el plano político.

Por lo tanto, no vota­ba y no podía presen­tarse a elecciones. Sin embargo, era ella quien inauguraba las sesiones parlamentarias e inves­tía al primer ministro, con quien se reunía regularmente.

Su papel más im­portante era la “impar­cialidad”, según Bob Morris, historiador de la monarquía.

DECENAS DE PERSONAS LE DICEN ADIÓS

El Palacio de Buckingham recibió ayer a decenas de ingleses que se congre­garon para despedir a la monarca.

«Está lleno de velas y flores. Está lloviendo, an­tes de anochecer hubo un doble arcoíris sobre el pa­lacio real”, compartió a Excélsior desde el Palacio de Bukingham Santiago Barreto, colombiano que vive en Londres. En las inmediaciones, había personas dándole la bendición, agregó.

Los asistentes, que lle­varon ramos de flores y re­tratos, entre otras ofrendas, cantaron desolados Dios salve a la reina.

El cariño del pueblo a la monarca se ha hecho evi­dente desde que tomó el cargo hace 70 años.

Una medición de la em­presa Yougov calificó a la monarca como la mejor valorada de la familia real, con 83% de aprobación. “Creo que será recor­dada como la mayor mo­narca de la historia, la más longeva, pero también la más grande”, explicó el experto de la realeza Phil Dampier.

Y es que gran parte de la población británica ha vivi­do únicamente bajo el rei­nado de Isabel II.

«Me siento muy triste, tengo la impresión de que mi abuela ha muerto”, dijo Tonnie Cunningham, una mujer de 35 años en las ca­lles de Londres.

Fuente: Excélsior

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