Embajadas y consulados de Ucrania en Europa reciben paquetes con vísceras y sangre
La Embajada de Ucrania en España tuvo que hacer un nuevo desalojo ante la llegada de un paquete sospechoso; los paquetes incluyen ojos y sangre de animales.
Las embajadas y consulados ucranianos en seis países europeos han recibido en los últimos días paquetes con ojos de animales y sangre, según el vocero del Ministerio de Exteriores ucraniano, Oleg Nikolenko.
Dijo en sus redes sociales que los “paquetes sangrientos” fueron recibidos por las embajadas de Ucrania en Hungría, Holanda, Polonia, Croacia e Italia, así como por los consulados en Nápoles, Italia; Cracovia, Polonia y la ciudad checa de Brno. También investigan si llegó ese tipo de paquete a la embajada ucraniana en Madrid, que orilló a un cerco policial ante una nueva amenaza de bomba. “Estamos estudiando el significado de este mensaje”, agregó.
Nikolenko citó al ministro de Relaciones Exteriores de Ucrania, Dmytro Kuleba, diciendo que “tenemos motivos para creer que se está llevando a cabo una campaña bien planificada de terror e intimidación de las embajadas y consulados de Ucrania”, y afirmó que los paquetes con ojos llegaron después de que una caja que contenía un artefacto explosivo se incendió el miércoles al ser abierto en la embajada de Ucrania en Madrid esta semana.
El Ministerio del Interior ucraniano confirmó en total el envío a distintas instituciones de seis paquetes con material pirotécnico con un mecanismo que provoca una «deflagración por llama súbita» al abrirlo, mismo que provocó que uno de sus empleados quedara herido. El primero de ellos se envió el 24 de noviembre al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y ayer fue reportado en la Embajada de Estados Unidos en España. La Audiencia Nacional ha asumido la investigación.
Además, desconocidos destrozaron la entrada a la residencia del embajador ucraniano ante el Vaticano y la embajada ucraniana en Kazajistán recibió una amenaza de un presunto ataque con minas, aunque eso no se confirmó, añadió Nikolenko.
Fuente: Excélsior