‘En la pademia se estuvo a la altura del reto’: William Lee Alardín
El coordinador de Investigación Científica de la Universidad Nacional planteó que una buena nueva ley de ciencia y tecnología abre una oportunidad para el desarrollo de este sector en el país, todavía “joven y frágil”
La actividad de investigación que se realiza en la UNAM no está desconectada de las necesidades del país y es falso que no haya estado a la altura para responder a la pandemia de covid-19. Sin embargo, no sólo es responsabilidad de la institución que lo que genere tenga impacto para atender las problemáticas que enfrenta la sociedad, aseguró William Lee Alardín.
El coordinador de Investigación Científica de la Universidad Nacional planteó que una buena nueva ley de ciencia y tecnología abre una oportunidad para el desarrollo de este sector en el país, todavía “joven y frágil”.
«La actividad de la UNAM es integral al quehacer del país y de ninguna manera se podría considerar que desatiende las necesidades del país; al contrario, el paso de cientos de miles de estudiantes por las aulas de la Universidad, no tengo ninguna duda, deriva en una consecuencia positiva para todas esas personas y quienes los rodean”, afirmó.
Para el astrónomo, desde la UNAM hay una actividad y una cercanía con el quehacer y con la vida del país que es indisoluble y no puede negarse y eso es en gran medida porque la Universidad es autónoma y decide de qué manera va a hacer su actividad y proponer soluciones y buscar un beneficio para la población en términos de generar educación, conocimiento, cultura y no está sujeta a vaivenes. “Que si se aprovecha la infraestructura de la Universidad para la investigación, la respuesta es sí; que si el país está generando toda la actividad económica que pudiera con este conocimiento, la respuesta es no”, reconoció.
¿Qué opina de las voces que señalan que la UNAM no estuvo a la altura para responder a la pandemia?, se le cuestionó.
«Falsísimo, las recomendaciones de cómo comportarse y cómo evitar contagios creo que sí fueron un referente para todo mundo. El seguimiento de la evolución de la pandemia y las variantes genéticas lo estaban haciendo en biotecnología. Nunca dejamos de decir lo pensábamos que se tenía que hacer y se lo dijimos al sector gubernamental que correspondía, pero nosotros no somos ejecutores de política de gobierno, sólo recomendamos”, señaló.
LO QUE SE REQUIERE
En la visión de Lee Alardín, quien desde 2015 coordina el Subsistema de la Investigación Científica de la UNAM, para que la ciencia y la innovación pueda tener mayor impacto en beneficio de la sociedad, es necesario que la nueva ley en la materia cumpla con al menos tres requisitos: garantizar el financiamiento, la infraestructura y los recursos humanos.
Tiene que ser una ley que involucre a todo el mundo, ningún gobierno es capaz de hacer todo solito, tienes que sumar a todo mundo y sumar quiere decir darles incentivos, promover su participación, tomarlos en cuenta, tenerlos presentes para las discusiones y toma de decisiones”, dijo.
La otra, abundó, es garantizar el financiamiento estable, seguro, progresivo, incremental y con mecanismos apropiados. “La tercera es formar gente especializada: tener becas, programas de posgrados, tener esquemas para insertar a esa gente en el mercado productivo para darles posiciones de investigación, becas posdoctorales”, explicó.
En materia de financiamiento, indicó que se necesita que éste sea constante, predecible y multianual.
No te puedo decir ahorita exactamente cuánto dinero va a hacer falta en cierto proyecto, en una calendarización de diez o 12 meses de año fiscal, ni a dónde va llegar esa investigación dentro de diez meses, pero necesitas tener fondos garantizados, porque no puedes empezar el proyecto si no sabes que vas tener el dinero y esa seguridad hoy, en México, no existe, entonces es imposible arrancar el proyecto”, expuso
Otro de los requisitos básicos es que la legislación de ciencia esté muy articulada con la Ley General de Educación Superior, “pues es muy importante que la investigación se vincule con el sector productivo, a fin de que las soluciones que se generen en laboratorios y aulas universitarias se transformen en aplicaciones.
Ahí es donde le toca a toda la sociedad, empezando por el gobierno, promover incentivos para que haya esas asociaciones. Una inversión para la innovación es de muy largo plazo, es un capital de riesgo: tu inviertes una lana ahorita y va tardar mucho tiempo en que eso derive en algo que le deje un beneficio económico a una empresa”, sostuvo.
Una empresa, acotó, no es un instituto de investigación. “No se puede dedicar a invertir el dinero en algo que quién sabe si va salir, sin una seguridad, porque tiene que pagar la nómina que sigue; entonces, faltan incentivos para que las empresas y las instituciones de educación también se acostumbren. Falta más liga de las instituciones de educación con el sector privado y productivo, pero eso requiere ese incentivo para todo mundo”, insistió.
El astrónomo destacó que lo que plantee la nueva ley de ciencia es muy importante, pues de eso dependerá lo que suceda con el sector en las próximas dos décadas, por lo menos.
NUEVA LEY NO ES LO QUE EL PAÍS NECESITA
Sin embargo, la ley que hace unas semanas aprobó la mayoría de Morena en el Senado no es lo que el país necesita, consideró.
«Es una propuesta que tiene una visión complemente distinta, una visión donde predomina la idea de que el gobierno es el que tiene que hacer prácticamente todo y me parece que eso no es lo que hace falta. No veo cómo puede funcionar entonces, sí me preocupa y le preocupa a mucha gente que hemos dicho que nos parece que esta no es la vía”, advirtió.
Lee Alardín se refirió al tema del financiamiento. “Si bien hay un fraseo que dice que debe ser incremental, pues eso no se ha cumplido, entonces no veo por qué se ha de cumplir y no está lo del porcentaje (para destinar 1% del PIB) y no está el asunto de los fideicomisos”, acotó.
Incluso, abundó, en algunos apartados se menciona que no se pueden usar fideicomisos. “Al tener esta visión de que el que debe de llevar el grueso de la actividad y la propuesta y la ejecución es el gobierno, pues deja de lado los mecanismos para incentivar la participación de otros sectores”, ejemplificó.
El académico señaló que, además, hace a un lado la participación de las instituciones de educación superior particulares, a las que también se tendría que sumar.
«No veo esta liga integral con lo que tiene que ver con la formación de recursos humanos. Parte del asunto es lo que puede hacer esa gente cuando termina los estudios para incorporarse a un trabajo en donde use lo que aprendió, ya sea en el sector productivo o la academia, y ahí hace falta mucho seguimiento y retroalimentación para captar a esa gente”, agregó
Detalló que, actualmente, en el Subsistema de Investigación Científica hay unas tres mil 200 personas con nombramiento de tiempo completo, de los cuales mil 800 son investigadores y mil 400 personal de apoyo técnico en 30 institutos y centros.
«Hacen falta más salidas y la manera de hacer eso es que haya más instituciones, más centros públicos de investigación, más departamentos en las universidades, tanto privadas como públicas, para que la gente se pueda incorporar”, planteó.
Reconoció que una sola institución no puede absorber a toda la gente que se graduó y tampoco es la idea. “En los países desarrollados la mayoría de la gente que saca un doctorado acaba trabajando haciendo empresas, generando innovación y una fracción pequeña, en la academia. En México esa salida está mucho más cerrada y se pierde actividad académica y oportunidades de innovación de la planta académica; gente talentosa hay, pero necesitan un esquema para encontrar donde apliquen lo que aprendieron”, advirtió.
Fuente: Excélsior