En Yucatán, darán hasta siete años de cárcel a quien drogue a otra persona
En Yucatán ya es de un delito el canasteo, con la publicación en el Diario Oficial del Gobierno del Estado de las modificaciones al Código Penal en materia de sumisión química, aprobada en la última sesión ordinaria del Congreso del Estado.
La sumisión química es la administración de una sustancia con efectos psicoactivos a una persona sin su conocimiento, con el fin de modificar su estado de consciencia, su comportamiento o anular su voluntad. Se trata de aquellas situaciones en las que un sujeto activo coloca dolosamente a la víctima fármacos o drogas con el fin de nulificarla o incapacitarla para oponerse a sus pretensiones delictivas, de modo que la víctima quede a merced del autor, bajo su control.
En tal estado de sumisión, la persona, independientemente de su sexo, puede ser víctima de cualquier tipo de delito. Sin embargo, los más frecuentes son de índole sexual y las víctimas son, en su mayoría, mujeres jóvenes; este delito se da principalmente en locales públicos y fiestas.
En las modificaciones legales se establecen penas de hasta siete años de prisión a quienes hagan ingerir a otra persona cualquier sustancia que altere su comportamiento, delito que es conocido como “canasteo”.
Comúnmente esta conducta es denominada canasteo y consiste, básicamente, en generar un estado de indefensión, mediante el suministro de drogas o estupefacientes y dicha acción vulnera la dignidad humana, la libertad personal, la facultad de autodeterminación, y asimismo implica un gran daño para salud de la víctima.
Son varias las sustancias utilizadas para anular la voluntad, las más comunes son los tranquilizantes, que se mezclan con el alcohol, principalmente el gamma hidroxibutirato (GHB), también conocido como éxtasis líquido; una sustancia anestésica que se utiliza como “euforizante en dosis bajas”, pero que en dosis elevadas deja en un estado inconsciente e incluso puede provocar la muerte.
De igual manera, figura la escopolamina, también conocida como burundanga, aunque en años recientes su uso se ha visto disminuido, y se prefiere la primera debido a su facilidad de adquisición y la inmediatez en los efectos que provoca. Cabe resaltar que ninguna de estas es detectable en los análisis hospitalarios.
Las principales víctimas de la sumisión química son mujeres jóvenes. Sin embargo, las personas de la comunidad LGBTIAQ+, los hombres y niños y adolescentes, también son víctimas frecuentes de esta y, ante la facilidad que se tiene hoy en día para obtener cualquier tipo de droga, fármaco o en general cualquier clase de sustancia que pueda afectar la voluntad de las personas.
Nota original aquí
Fuente: PorEsto!/Edwin Farfán