lunes, noviembre 25

En Yucatán, dos de cada 10 mujeres que dan a luz tienen entre 12 y 14 años de edad

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En el estado, dos de cada diez mujeres suelen convertirse en madres a temprana edad, superando la media nacional y ubicándose en los primeros lugares en la materia por el número de casos, reveló la investigadora del Centro Peninsular en Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Amada Rubio Herrera, quien realizó la investigación Prevención del embarazo adolescente en Yucatán; desafíos en incidencia institucional.

“Me he concentrado en la parte del Cono Sur de la Península, donde existe mayor porcentaje de población indígena y donde estas expresiones de los embarazos tempranos se muestran con mayor nitidez en los contextos rurales, histórica y sistemáticamente empobrecidos”, abundó.

El problema es grave, ya que de acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Geografía, en Yucatán los municipios que son focos rojos en maternidad infantil son Mérida, con 25 nacimientos en niñas de 14 o menos años; Kanasín, 14; Peto, nueve; Tizimín, Tekax, con seis nacimientos cada uno; Chemax, cinco, entre otros. Los datos además revelan que durante el 2022, en Yucatán, 117 niñas de 12 a 14 años tuvieron un hijo.

Como parte de los hallazgos del estudio de Rubio Herrera, observó que las niñas y adolescentes viven el periodo de gestación de una manera distinta a lo que figura en el imaginario colectivo; es decir, con profundas tristezas y violencias.

“En todos los casos con quienes he entablado diálogo sobre su situación, a veces son hasta expulsadas de sus domicilios”, agregó.

Asimismo, enfrentan dificultades para continuar con su educación formal, lo que limita sus oportunidades de desarrollo personal y profesional, contribuyendo a la perpetuación de ciclos de pobreza y desigualdad, además de ser objeto de burlas y críticas en sus escuelas por parte de compañeros y profesorado.

Informó que esta situación provoca en el estado que del 80 al 90 por ciento de las entrevistadas abandonen sus estudios al inicio del embarazo, algunas lo hacen antes.

“También se rompen los vínculos familiares y de amistad, y en la mayoría de los casos viven esta etapa en completa indefensión”, enfatizó Rubio Herrera.

Comentó que Yucatán muestra amplias brechas de bienestar social y desigualdad. Como parte de ello, el sector femenino –adultas, jóvenes, adolescentes y niñas– sufre estas asimetrías surgidas de los procesos de exclusión e inequidades a partir de otros fenómenos.

“Ahí presto atención al embarazo para analizar, con una mirada antropológica, cuáles son los elementos que lo sustentan”, aseveró.

Apuntó que las menores aprenden a ser mamás en la práctica, con un desconocimiento importante, por ejemplo, de las vacunas que deben recibir los bebés o la atención en los primeros meses de vida.

Esto también es producto del contexto, porque se sienten mal al acudir a los centros de salud a solicitar información, están predispuestas al rechazo y viven su embarazo en condiciones de aislamiento, argumentó la universitaria.

Para Rubio Herrera, la intervención mediante la antropología tiene que empezar en la política pública, la cual debe considerar las variables en este problema social.

“De nada sirve repartir condones o métodos contraceptivos si no existe una verdadera transformación cultural, si no se ejercen realmente los derechos sexuales y reproductivos”, subrayó.

Esos temas, así como la educación sexual, aseguró Rubio Herrera, deben abordarse de manera integral y sin tabúes desde edades tempranas, es decir, durante la educación primaria a niños, profesores y padres de familia, pues es un problema complejo multicausal que no solo tiene que ver con las mujeres, también con una cuestión cultural importante.

Además, es necesario que haya sensibilidad por parte de las instituciones y del personal que está al frente de estos programas de salud, como el cuerpo médico y de enfermería, además de trabajadoras y trabajadores sociales, recalcó.

De acuerdo con la experta universitaria, el Fondo de Población de las Naciones Unidas advirtió que debido a la pandemia por Covid-19 habría un retroceso en un número importante de años en la prevención en adolescentes y su erradicación en niñas, y se mostró en un impacto considerable en la cantidad de gestaciones en esta población.

“Eso es algo que pude comprobar a pequeña escala al regresar a campo después del periodo fuerte de la crisis sanitaria”, acotó.

Nota original aquí

Fuente: PorEsto!/Luis Sierra

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