Yucatán refleja esta tendencia: una parte importante de su fuerza laboral opera fuera del sector formal.
De acuerdo con la ENOE, el 54.8% de las personas con empleo en México trabaja en condiciones informales, es decir, sin acceso a seguridad social ni derechos laborales básicos. En la ciudad de Mérida, este fenómeno afecta al 43.6% de los trabajadores, mientras que en las zonas rurales la situación es más crítica: casi el 70% labora sin prestaciones.
La vida laboral cotidiana en la entidad se manifiesta en actividades como el comercio en tianguis, el ambulantaje, el trabajo doméstico, el reparto a domicilio mediante aplicaciones y la subsistencia agrícola y pesquera. Estas ocupaciones reflejan una economía paralela, alejada del esquema formal.
Retrocesos en sectores clave: agricultura y construcción
La ENOE también reporta una pérdida de 524 mil empleos en el sector agropecuario a nivel nacional, comparado con 2024. Esta caída golpea directamente a Yucatán, donde más de 150 mil personas dependen de la agricultura y la pesca para vivir.
Por otro lado, la industria de la construcción perdió 105 mil empleos en el país. En Yucatán, la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC) ha advertido que 2025 comenzó con aumento en los costos y retrasos en la ejecución de obras públicas, lo que limita la generación de empleo en este rubro.
Ambos sectores son fundamentales para la economía estatal: el campo sostiene a comunidades rurales, y la construcción impulsa el empleo en las ciudades. Su debilitamiento compromete la estabilidad laboral de miles de familias.
Comercio y transporte: opciones con pocas garantías
En contraste, los sectores de comercio y transporte lograron sumar 163 mil y 303 mil nuevos empleos, respectivamente. En Yucatán, estas actividades son un refugio laboral para muchas personas: desde vendedores en mercados locales hasta repartidores en triciclos o choferes de aplicaciones móviles.
No obstante, la mayoría de estos trabajadores lo hace sin estar dados de alta en el sistema de seguridad social. La informalidad alcanza casi al 44% de la población ocupada en Mérida y es aún más alta en el interior del estado.
Juventud sin oportunidades reales
El informe también resalta que el 35.2% de los desempleados en México tiene entre 15 y 24 años. En Yucatán, un número considerable de jóvenes egresados termina en empleos temporales, ventas por catálogo o buscando oportunidades fuera del estado, en lugares como Cancún o Playa del Carmen.
Además, la participación económica de las mujeres cayó ligeramente, pasando de 46% a 45.2%. Muchas se concentran en sectores como las maquilas, el comercio informal o el servicio doméstico, caracterizados por salarios bajos y nulas prestaciones.
La activista María Isabel Canché, integrante de un colectivo en Umán, subraya: “Las mujeres trabajan más, pero con menos derechos. Además del empleo informal, asumen las tareas del hogar, lo que las deja en una situación de doble carga y vulnerabilidad”.
Condiciones laborales críticas
Según la ENOE, el 33.5% de los trabajadores mexicanos se encuentra en condiciones críticas, ya sea por laborar muchas horas con un ingreso bajo, o por tener empleos de tiempo parcial que no cubren sus necesidades básicas.
En Yucatán, estos casos son frecuentes: albañiles que trabajan más de 50 horas semanales por sueldos mínimos, campesinos que cultivan sólo para subsistir, o meseros que dependen más de las propinas que de su salario formal.
Hacia un empleo digno
Expertos coinciden en que el reto no es solo generar más empleos, sino mejorar su calidad. Aunque la tasa de desempleo se mantiene baja, la alta informalidad y la precarización del trabajo comprometen el crecimiento económico sostenido.
En una entidad como Yucatán, cuya economía depende del turismo, el comercio y la construcción, el panorama laboral futuro dependerá de políticas efectivas para formalizar el empleo y reactivar la inversión pública y privada.
Redacción: Yucatánalamano.