Por Luis Carmona.
Lejos de perderse, el día de muertos ha encontrado nuevas formas de expresión en la era digital. Hoy, las ofrendas también se montan en redes sociales, los altares se convierten en contenido viral y las catrinas desfilan tanto en las calles como en los feeds de Instagram.
En los últimos años, plataformas como TikTok, Instagram y YouTube se han convertido en vitrinas de identidad cultural. Influencers, artistas y marcas aprovechan estas fechas para reinterpretar la tradición, mezclando lo ancestral con lo contemporáneo: tutoriales para maquillarse de catrina, videos de cómo hacer un altar “minimalista” o “estilo aesthetic”, y retos virales donde usuarios comparten fotografías de sus seres queridos acompañadas de música tradicional mexicana o canciones de moda.
Esta digitalización del Día de Muertos no solo ha popularizado la celebración en el extranjero (donde películas como Coco o The Book of Life ya habían abierto el camino), sino que también ha generado debates sobre la autenticidad. ¿Se honra verdaderamente a los muertos o se busca más bien la foto perfecta? Para algunos jóvenes, estas reinterpretaciones son una forma válida de mantener viva la tradición, mientras que para otros, representan una banalización del rito.
Sin embargo, especialistas en cultura coinciden en que las tradiciones evolucionan para sobrevivir. La manera en que los mexicanos celebran el 2 de noviembre hoy refleja tanto la nostalgia por el pasado como la necesidad de expresión en la era de la inmediatez. Lo importante, dicen, no es si la ofrenda se publica o no en línea, sino si sigue cumpliendo su propósito: recordar y honrar a quienes se fueron.
En un país donde la muerte se celebra con música, flores y color, las pantallas ahora se han convertido en una extensión del altar. Y aunque cambien los escenarios, la esencia sigue siendo la misma: cada publicación, cada historia, cada imagen de cempasúchil compartida, es una nueva forma de decirles a los que partieron que aún viven en la memoria colectiva.