El templo, de origen colonial y valor patrimonial, presenta filtraciones de agua en varias zonas, en especial en la capilla del Santísimo, ubicada en el costado sur.
Las filtraciones, que han ido empeorando con el paso del tiempo, se deben al deterioro del recubrimiento externo y a la presencia de raíces que han invadido los gruesos muros. La humedad acumulada ha comenzado a afectar el piso del recinto, donde diariamente se realiza la Hora Santa, empapando alfombras y elementos ornamentales.
Uno de los aspectos más delicados es la proximidad del agua al retablo de madera que sirve como sagrario, una pieza artesanal construida hace casi una década por el ebanista José Tamayo Herrera y financiada por la comunidad local. Su conservación es motivo de profunda preocupación para los feligreses.
Fernando Pool Kauil, coordinador del consejo parroquial, expresó su inquietud por la imposibilidad de intervenir directamente en la iglesia, dado que al tratarse de un edificio catalogado como Patrimonio Histórico, cualquier restauración debe contar con la autorización del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). A pesar de los daños acumulados, esta institución no ha realizado trabajos de conservación en el inmueble.
“Sabemos que no podemos hacer reparaciones sin autorización, pero el estado de la iglesia empeora con cada temporada de lluvias”, indicó Pool Kauil. “El paso del tiempo y la erosión están dejando huellas visibles en la estructura”.
El problema principal se localiza en la bóveda de la capilla del Santísimo y alrededor del tragaluz situado en el techo del crucero. Aunque no existe una fecha exacta de la edificación del templo, se sabe que ha pasado por varias remodelaciones desde el periodo colonial, destacando su fachada austera de estilo franciscano y modificaciones realizadas en el siglo XVIII.
Registros parroquiales señalan que el anexo sur, donde hoy se encuentra el sagrario, tuvo distintas funciones a lo largo del tiempo, desde capilla dedicada a San Antonio hasta almacén de imágenes religiosas. Fue rehabilitado en 2009 como espacio para el Santísimo Sacramento.
Además de las filtraciones, la iglesia enfrenta otros daños estructurales, como puertas deterioradas y un muro norte seriamente afectado por el desagüe pluvial, lo que suma a la urgencia de una intervención especializada.
Redacción: Yucatánalamano.