Graban por primera vez el sonido de remolinos de polvo en Marte
La NASA grabó, por primera vez, el sonido de un remolino de viento cuando pasaba sobre él en el cráter de Jezero de Marte
El rover Perserverance de la NASA grabó, por primera vez, el sonido de un remolino de viento cuando pasaba sobre él en el cráter de Jezero de Marte, lo que ayuda, junto a otros datos, a comprender la atmósfera y el clima del planeta y puede tener implicaciones para la exploración espacial.
En el cráter Jezero, donde aterrizó Perseverance, los investigadores han observado indicios de casi 100 remolinos de polvo -tornados de polvo y arenilla- desde el aterrizaje del rover. Esta es la primera vez que el micrófono del instrumento SuperCam -que graba durante unos tres minutos cada dos días- estaba encendido cuando uno de ellos pasó por encima del vehículo.
Los autores, liderados por Naomi Murdoch, de la Universidad de Toulose (Francia), combinaron las grabaciones de sonido con datos de multisensores y modelos para caracterizar el remolino de polvo marciano.
Doubling up! I’ve taken a second sample of loose material from this sandy ripple. #SamplingMars this way adds a new dimension to my other rock cores. See why both engineers and scientists could learn a lot from this material: https://t.co/rEAPXwoejj pic.twitter.com/QrsGUZiaar
— NASA's Perseverance Mars Rover (@NASAPersevere) December 8, 2022
Estos revelaron que el remolino de polvo medía unos 25 metros de ancho (casi 10 veces más que el rover) y al menos 118 metros de alto. Los resultados, publicados en la revista Nature Communications, demuestran que los datos sonoros son útiles para estudiar los remolinos de polvo.
“La grabación del torbellino fue una suerte, aunque no necesariamente inesperada”, resume Roger Wiens, de la Universidad de Purdue (Estados Unidos).
“Podíamos ver cómo bajaba la presión, escuchar el viento, luego tener un poco de silencio que es el ojo de la pequeña tormenta, y luego volver a escuchar el viento y ver cómo subía la presión”, describe el científico: “Todo ocurrió en pocos segundos”.
Para este investigador, se puede aprender “mucho más con el sonido que con otras herramientas (…). Nos ayuda a hacernos una idea más clara de cómo es Marte“.
“Al igual que en la Tierra, en Marte el clima varía de una zona a otra”, explica Wiens en un comunicado de la Universidad de Purdue: “Utilizar todos nuestros instrumentos y herramientas, especialmente el micrófono, nos ayuda a hacernos una idea concreta de cómo sería estar en Marte”.
Los remolinos de polvo son frecuentes en el planeta rojo y son indicadores de la turbulencia atmosférica, y constituyen un importante mecanismo de elevación del ciclo del polvo marciano. Registrar su sonido ayuda a mejorar la comprensión de los flujos de viento y la meteorología en Marte.
Además, los impactos de granos de polvo están asociados a la degradación del “hardware” de los vehículos exploradores en Marte, por lo que mejorar la comprensión del proceso de elevación del polvo también influirá en la futura exploración espacial.
El viento es rápido: unos 40 kilómetros por hora, más o menos lo que se vería en un remolino de polvo en la Tierra. La diferencia es que la presión atmosférica en Marte es tan baja que los vientos, aunque igual de rápidos, empujan con aproximadamente el 1 por ciento de la presión.
No es un viento potente, pero sí lo bastante como para lanzar partículas de arenilla al aire y formar un remolino de polvo.
No obstante, la información indica que los futuros astronautas no tendrán que preocuparse de que vientos huracanados derriben antenas o instalaciones, y el viento puede tener algunas ventajas.
Por ejemplo, las brisas capaces de eliminar la arenilla de los paneles solares en vehículos exploradores como el Opportunity o Spirit pudieron ayudar a que estos durasen mucho más tiempo.
A medida que prosiga la misión Perseverance, las grabaciones adicionales de los micrófonos podrán proporcionar nuevos encuentros con los remolinos de polvo, lo que permitirá realizar estudios comparativos entre diferentes vórtices en distintos lugares geográficos.
Fuente: EFE/López Dóriga Digital