Grupo Xcaret intenta acaparar el turismo en Yucatán y Campeche con nueve hoteles en la selva maya
Con el complejo turístico que Grupo Xcaret levantará en Santa Elena, pese a las banderas rojas de Greenpeace y ambientalistas locales que alertan de su impacto negativo en la ecología y el desarrollo social, busca liderar la explotación turística de la Ruta Puuc, la cual incluye los vestigios mayas de Uxmal, Kabah, Sayil, Xlapak, Labná y las Grutas de Loltún en Yucatán, así como la Ruta Los Chenes, que incluye las zonas prehispánicas de Hochob, Dzibilnocac, Tabasqueño y Santa Rosa Xtampak, en Campeche.
Por sí solo, el parque temático de Uxmal tiene una ubicación estratégica para captar, en dos frentes, a los visitantes que prefieren el turismo cultural, como los europeos y asiáticos, que llegan para conocer los vestigios mayas. Ahí, la punta de lanza es un megadesarrollo turístico en plena selva maya, que consta, entre distintas obras, de nueve hoteles de 18 pisos cada uno. La empresa contempla albergar una capacidad máxima de 16 mil 200 huéspedes, cuatro veces la cantidad de la población actual de Santa Elena, cercana a la zona arqueológica de Uxmal.
El lugar en el que se pretende construir está dentro de una zona de influencia del Área Natural Protegida denominada “Reserva Estatal Biocultural del Puuc”.
De acuerdo con la información presentada por la empresa que quiere construir ese proyecto, también se contempla el desarrollo de macrolotes en diversas secciones del terreno, en los que pretenden consolidar más proyectos turísticos y espacios residenciales, lo cual ampliará aún más los impactos ambientales durante los próximos años.
Pero Grupo Xcaret arrastra una larga cola de irregularidades y afectaciones ambientales en Quintana Roo y en Valladolid, Yucatán, donde construyó su megaparque Xibalbá, que la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) clausuró, porque se inició sin autorización de impacto ambiental. Ahí, perforó cenotes y abrió túneles para crear ríos subterráneos y causó daños irreversibles; modificó paredes, techos y bóvedas, además de desviar corrientes subterráneas, amplió cavidades y colocó vigas. Una decena de organizaciones detectaron que la empresa no cumplió con los ordenamientos ecológicos, programa de manejo de área natural protegida y la ley de protección al ambiente.
Ahora, el municipio de Santa Elena se prepara para sumarse a la ola de zonas destruidas por el consorcio turístico; ni siquiera los grupos ambientalistas nacionales e internacionales han sido un obstáculo para los objetivos del empresario Miguel Quintana Pali, dueño de Grupo Xcaret, acostumbrado a iniciar obras sin permisos, y a conseguir autorizaciones pese al ecocidio que causa.
El lugar en el que se pretende construir está dentro de una zona de influencia del Área Natural Protegida denominada “Reserva Estatal Biocultural del Puuc”.
De acuerdo con la información presentada por la empresa que quiere construir ese proyecto, también se contempla el desarrollo de macrolotes en diversas secciones del terreno, en los que pretenden consolidar más proyectos turísticos y espacios residenciales, lo cual ampliará aún más los impactos ambientales durante los próximos años
Pero Grupo Xcaret arrastra una larga cola de irregularidades y afectaciones ambientales en Quintana Roo y en Valladolid, Yucatán, donde construyó su megaparque Xibalbá, que la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) clausuró, porque se inició sin autorización de impacto ambiental. Ahí, perforó cenotes y abrió túneles para crear ríos subterráneos y causó daños irreversibles; modificó paredes, techos y bóvedas, además de desviar corrientes subterráneas, amplió cavidades y colocó vigas. Una decena de organizaciones detectaron que la empresa no cumplió con los ordenamientos ecológicos, programa de manejo de área natural protegida y la ley de protección al ambiente.
Ahora, el municipio de Santa Elena se prepara para sumarse a la ola de zonas destruidas por el consorcio turístico; ni siquiera los grupos ambientalistas nacionales e internacionales han sido un obstáculo para los objetivos del empresario Miguel Quintana Pali, dueño de Grupo Xcaret, acostumbrado a iniciar obras sin permisos, y a conseguir autorizaciones pese al ecocidio que causa.
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Fuente: PorEsto!