En el marco del Día Mundial del Párkinson, que se conmemora cada 11 de abril, el más reciente boletín epidemiológico del Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica (Sinave) reporta un incremento en los casos diagnosticados de esta enfermedad en Yucatán durante el primer cuatrimestre del presente año.
Por tal motivo, los especialistas subrayan la importancia de mantener la vigilancia médica y actualizarse en nuevos tratamientos frente al párkinson.
Con base en el corte correspondiente a la semana previa a esta efeméride, entre enero y principios de abril se registraron 32 nuevos diagnósticos: 18 hombres y 14 mujeres. Esta cifra supera los 24 casos registrados en el mismo período del año anterior, lo que representa un aumento del 33%.
En el panorama anual, los datos también reflejan una tendencia ascendente. Mientras que en 2023 se registraron 132 casos acumulados, en 2024 incrementó a 148 personas diagnosticadas con esta enfermedad neurodegenerativa que, conforme a los estándares internacionales, ya es considerada un problema de salud pública.
Crecimiento no debe ser una alarma
Sin embargo, los especialistas consultados señalan sobre este incremento, aunque no debe interpretarse como una alarma.
El neurólogo Alonso Mendoza Berna explica que este comportamiento responde también al crecimiento demográfico sostenido que ha experimentado Yucatán en los últimos años, particularmente en Mérida y su zona metropolitana.
“El número de diagnósticos ha crecido, pero no en una proporción preocupante si se toma en cuenta el aumento de la población y la mejora en la capacidad de detección. No obstante, es importante mantener una vigilancia médica continua y, sobre todo, estar actualizados en los avances científicos que están redefiniendo la manera de entender y tratar esta enfermedad”, indica.
Entre las áreas que actualmente representan una promesa para los pacientes con párkinson, el especialista destaca el uso de herramientas basadas en inteligencia artificial, las cuales aún se encuentran en etapa de estudio y validación clínica en el país, pero ya comienzan a transformar los métodos tradicionales de diagnóstico y los tratamientos del mundo, abriendo la puerta a una atención más personalizada y eficaz.
Durante la pandemia del Covid-19, se documentó un empeoramiento categórico de los síntomas en pacientes con Párkinson, particularmente en aquellos que, debido al confinamiento, no pudieron acceder a atención médica o terapias de seguimiento.
El aislamiento, la ansiedad, el estrés, la privación del sueño e incluso la incertidumbre por el virus y la vacunación, fueron detonantes que intensificaron la rigidez, el temblor o las dificultades para dormir, lo que agravó el cuadro clínico de muchos pacientes.
La doctora Ingrid Estrada, especialista en párkinson, puntualiza que este padecimiento no constituye un factor de riesgo que agravara el pronóstico del coronavirus, sí se observó que muchos pacientes que contrajeron el virus vivieron alteraciones en su evolución clínica.
A pesar de ello, la mayoría logró reincorporarse a sus tratamientos conforme se reanudaron los servicios médicos.
“Hoy por hoy, no hay motivo para posponer una consulta. Tras la pandemia se han abierto numerosas posibilidades de atención a distancia, tanto para consulta médica como para fisioterapia asistida, que permiten dar continuidad al tratamiento sin necesidad de interrumpirlo”, subraya.
Mitos del Párkinson
Pese a estos avances, la enfermedad sigue rodeada de mitos que dificultan su detección temprana y el acceso a tratamientos adecuados. Uno de los errores más comunes es pensar que el párkinson solo afecta a personas de la tercera edad.
Si bien, es más frecuente a este sector de la población, igual puede manifestarse el párkinson de inicio en los adultos jóvenes. Otro malentendido es asumir que solo los hombres lo padecen, cuando en realidad también puede manifestarse en mujeres, aunque con una prevalencia ligeramente menor.
De acuerdo con la especialista, persiste la idea de que el párkinson es exclusivamente hereditario, cuando solo entre el 10% y 15% de los casos tienen un componente genético claro.
Otro equívoco frecuente es considerar que la enfermedad siempre se manifiesta con temblores, porque existen síntomas igualmente comunes como la rigidez muscular, la lentitud de movimientos y los trastornos del equilibrio.
Contrario a lo que se cree, puede afectar la memoria en sus etapas más avanzadas y no debe confundirse con una condición de origen mental, ya que se trata de un trastorno neurodegenerativo.
Asimismo, por el momento no existe una cura definitiva para el párkinson. Sin embargo, hay tratamientos farmacológicos y terapias complementarias —físicas, ocupacionales, psicológicas e incluso quirúrgicas— que permiten mejorar la calidad de vida del paciente.
Otra confusión habitual es la asociación directa entre párkinson y alzhéimer, cuando en realidad ambas enfermedades afectan zonas distintas del cerebro y tienen manifestaciones clínicas diferentes.
Además del abordaje médico, los especialistas enfatizan la importancia del entorno del paciente, en particular el rol de los cuidadores. Proporcionar apoyo emocional no solo implica acompañamiento, sino también una comunicación empática y constante.
Los cuidadores deben generar un ambiente de confianza donde la persona con párkinson pueda expresar sus emociones, frustraciones y temores. En muchos casos, la intervención de un profesional, como un psicólogo especializado en enfermedades crónicas, pueden ayudar mucho tanto al paciente como a sus allegados.
De igual manera, es fundamental que los cuidadores atiendan su propio bienestar. El autocuidado no debe ser considerado un lujo, sino una necesidad esencial.
Establecer rutinas que incluyan pausas, actividad física, descanso adecuado y momentos de esparcimiento puede prevenir el agotamiento físico y emocional que, de otra forma, repercute negativamente en la calidad del cuidado brindado. Además, buscar redes de apoyo o acompañamiento profesional puede marcar una diferencia significativa.
Ante este padecimiento, los especialistas reiteran la necesidad de mantener informada a la población, fomentar el diagnóstico oportuno y promover la investigación médica como vía para atender con eficacia un padecimiento que, aunque hasta ahora no es curable, puede ser abordado con éxito si se detecta a tiempo y se trata con los recursos adecuados.
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Fuente: Diario de Yucatán