Un descubrimiento inédito, realizado por espeleobuzos profesionales en el cenote de Dzombakal, perteneciente a la comisaría de San Antonio Mulix, municipio de Umán, ha resultado en el primer registro de fósiles de un perezoso gigante perteneciente a la familia de los notrotéridos en Yucatán.
De acuerdo con los especialistas, la evidencia, que consta de ocho restos óseos, correspondería a Nothrotheriops shastensis, conocido popularmente como perezoso de shasta, animal folívoro (que se alimenta fundamentalmente de hojas), que alzándose en dos patas podía alcanzar los 1.8 metros de alto, los 2.7 metros de largo y pesar más de 400 kilogramos.
La especie habría habitado la tierra durante el Pleistoceno tardío, hace entre 150 mil y 10 mil años, formando parte de la mega fauna americana, de la que actualmente quedan pocos remanentes, un ejemplo claro es el tapir.
¿A qué profundidad fueron hallados los fósiles?
Los fósiles fueron descubiertos por los expertos Arnaldo Marucco y Cristian Selun, en el año 2023, a una profundidad de entre 17 y 20 metros. Posteriormente fueron analizados e identificados por el paleontólogo Jerónimo Áviles Olguín.
Otros descubrimientos durante la exploración
Además de los restos óseos del perezoso gigante, se lograron identificar 14 huesos correspondientes a caballos prehistóricos de la especie Equus conversidens, también conocido como caballo mexicano, equino que habitó América del Norte y Centroamérica, hace unos 55 millones de años.
Más hallazgos en los cenotes de Yucatán
Los cenotes de la Península de Yucatán, representan auténticas cápsulas del tiempo que derivado de sus condiciones, son capaces de albergar grandes misterios que aguardan a ser descubiertos por la comunidad científica.
En el pasado otros descubrimientos recordaron la importancia de este sistema de cuevas inundadas, el más grande del planeta. En 2017, investigadores hallaron restos fosilizados de la especie Carcharocles megalodon, tiburón prehistórico que habría sido uno de los depredadores más grandes que habitó el planeta.
Otro ejemplo es el del dugongo yucateco (Xenosiren yucateca), sirenio similar a un manatí que habitó los mares de la región hace entre 23 y cinco millones de años. El cráneo de un ejemplar de la especie fue encontrado durante una inmersión en el cenote Kambul hace 48 años.
Fuentes: Por Esto.