El mero, altamente demandado en restaurantes y con gran valor en mercados del extranjero, enfrenta desde hace años una reducción sostenida de su población. La situación ha prendido alertas ambientales y económicas, dado que se trata de uno de los pilares de la pesca yucateca.
Investigación conjunta para salvar a la especie
El proyecto será ejecutado por el Instituto Mexicano de Investigación en Pesca y Acuacultura Sustentable (Imipas) en alianza con la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). La meta central es disminuir la mortalidad larvaria, considerada uno de los momentos más críticos del ciclo de vida del mero.
Según explicó Víctor Manuel Vidal Martínez, director general del Imipas, ya se están desarrollando cultivos controlados en granjas acuícolas para estudiar la viabilidad del proceso y comprender qué factores influyen en la supervivencia temprana del pez. Este enfoque replica experiencias aplicadas en otras regiones del país para recuperar especies como el huachinango, cuya población se estabilizó tras implementar esquemas de cultivo fuera de su hábitat natural.
Riesgos que amenazan al mero
Aunque el mero no está catalogado como una especie en peligro de extinción, sí enfrenta condiciones adversas que comprometen su permanencia: sobrepesca, infecciones generadas por bacterias del género Vibrio, estrés ambiental y problemas nutricionales.
Estos aspectos integran las líneas de estudio del proyecto internacional, cuyo propósito es evitar un deterioro mayor que pueda afectar la pesca regional y, con ello, a miles de familias que dependen de esta actividad.
Vidal Martínez aclaró que la intención no es frenar la explotación pesquera, sino reforzarla mediante la producción de larvas de hasta 15 gramos, suficientemente desarrolladas para afrontar su liberación en el mar y contribuir a la recuperación de los ecosistemas.
Una estrategia para garantizar alimento y economía
La acuacultura sustentable se presenta como una vía efectiva para asegurar la permanencia de la especie y fortalecer la seguridad alimentaria. Con esta estrategia, las autoridades y la comunidad científica buscan dar estabilidad a una actividad que ha sufrido un retroceso notable en las últimas décadas.
El especialista recordó que, en comparación con hace 30 o 40 años, la producción pesquera en México ha caído considerablemente. Entre las causas se encuentran el cambio climático, la disminución de poblaciones marinas y la presencia creciente de fenómenos meteorológicos severos, que obligan a suspender la pesca por largos periodos.
Redacción: Yucatánalamano.
