lunes, noviembre 18

Infectan a moscos machos para evitar crías que produzcan dengue

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Encontrarse nubes de mosquitos en Singapur puede ser paradójicamente una garantía de protección frente al dengue: la isla emprende el Proyecto Wolbachia, por el que lanza de forma controlada miles de los alados insectos inoculados con la bacteria homónima para contener su procreación y los contagios.

Nurashikin Binte Abdul Halim llega temprano a un fraccionamiento en una frondosa zona del oeste de Singapur, cerca de una reserva natural, con una cesta llena de recipientes cilíndricos. En ellos traslada a 2,400 mosquitos macho Aedes aegypti, la especie potencialmente transmisora de dengue, entre otras enfermedades.

La investigadora del Proyecto Wolbachia tiene una misión sencilla que resulta posible gracias a un complejo proceso: abre cada tubo y deja salir a los mosquitos en puntos seleccionados del bloque, una tarea que repite en el mismo enclave hasta dos veces por semana durante un tiempo indeterminado.

“Es importante hacerlo a primera hora de la mañana, cuando la temperatura es más fresca (en el tropical Singapur) y los mosquitos son más activos”, dice, tras dejar salir en tromba a los insectos dípteros.

Mosco embra, la causante del dengue

El objetivo es que estos mosquitos, criados en un laboratorio de la isla, se lancen en busca de las hembras silvestres de su especie —las transmisoras del dengue, pues los machos no “pican”— y se apareen, pero no procreen, ya que la bacteria Wolbachia lo impide.

Este microorganismo, que vive de forma natural en el 60 por ciento de los insectos del planeta pero normalmente no lo hace en el Aedes aegypti, genera un fenómeno biológico conocido como incompatibilidad citoplasmática, que hace que los huevos no sean viables.

Caleb Lee, científico del proyecto, puesto en marcha en Singapur en 2016 y el cual se espera que este año haya cubierto el 30% de los bloques de vivienda subsidiada de la isla —donde reside alrededor del 80% de la población local—, explica el proceso como una especie de competencia entre machos de laboratorio y silvestres.

“Básicamente, hacemos un cálculo y lanzamos alrededor de 20 veces más mosquitos macho que los que existen en el área para que compitan con ellos”, dice.

De este modo, explica Lee, si un mosquito hembra —con una vida en espacios exteriores de unas dos semanas— tiene capacidad de aparearse y poner huevos aproximadamente unas cinco veces durante su existencia, el propósito es que se encuentre lo máximo posible con los Aedes aegypti de laboratorio para evitar o mermar la probabilidad de tener crías.

Estrategia con garantía de éxito contra el mosco del dengue

Según datos del programa, amparado por la Agencia Nacional para el Medio Ambiente de Singapur, la estrategia está teniendo éxito para reducir la especie y frenar los contagios de dengue: en un par de lugares en los que se han lanzado mosquitos durante al menos un año se ha reducido el total de estos insectos en hasta un 98%, y se ha registrado 88% menos de casos de dengue.

“Se trata básicamente de una técnica de supresión”, dice Deng Lu, quien trabaja en el laboratorio de una zona industrial de la isla, donde se han criado más de 300 millones de mosquitos Wolbachia desde el inicio y se esperan unos siete millones por semana.

Ésta es la parte que hace más difícil expandir el proyecto, pues requiere de tecnología costosa y aún incipiente para tareas como la recolecta de huevos, la contabilización de larvas, su crianza, la detección de sexos, y también la inoculación de la bacteria, que Lu describe como una suerte de “fertilización in vitro”.

Mientras la próspera Singapur busca mejorar la eficacia tecnológica de su estrategia, que ha sido probada en otros países, entre ellos China, el Programa Mundial del Mosquito (WMP) advierte de más retos, como el mayor esparcimiento de los insectos debido al repunte de los viajes internacionales y el cambio climático, entre otros factores.

En consecuencia, la organización alerta de que el número de personas afectadas por enfermedades transmitidas por mosquitos no ha hecho sino aumentar, y el dengue contagia a unos 300 millones de personas al año, con decenas de miles de muertes, la mayoría de niños.

Solo en Bangladesh, el peor brote de dengue de la historia del país ha dejado ese año ya casi 950 muertos y cerca de 200,000 infecciones, superando su máximo histórico de 281 fallecimientos.

Nota original aquí

Fuente: Diario de Yucatán

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