domingo, febrero 2

La resistencia como bandera

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Emociona a José Luis Chilavert recordar la férrea oposición que le hicieron a Francia en su mundial

Paraguay le había puesto una cárcel a Francia en su mundial. Sólo pudo escapar por una anotación de Laurent Blanc en tiempo extra, inaugurando el gol de oro.

José Luis Chilavert lo recuerda vívidamente, “me emociona y me duele”, dice.

Quizá no había mejor selección para jugar al cero a cero en el mundo que aquella de Paraguay dirigida por Paulo César Carpeggiani y con Chilavert en la portería en su mejor momento.

Cuando llegamos a Montpelliere, donde concentramos, la gente nos preguntaba de dónde éramos, no conocían Paraguay. El alcalde nos agasajó con una cena y me regaló la moneda con la imagen de la Virgen de la localidad”.

Esa misma moneda es la que pondrá Chilavert junto a la portería en cada uno de los juegos y la que levantará con un beso el día de la eliminación.

Paraguay jugó siempre con el cuerpo a tierra, saboteando con maestría a los franceses que sin Zinedine Zidane, suspendido al ser expulsado por Arturo Brizio, recurrieron en desesperación al central Laurent Blanc.

A falta de siete minutos para terminar, muchos aficionados se fueron retirando del estadio de Lens, no querían ver los penales, yo estaba seguro que iba a tapar uno o dos”.

A veces un equipo no pierde, sino que una derrota les dignifica más que la propia victoria. Eso le sucedió a Paraguay en 1998, al ser jugadores históricos y resistentes que se ganaron la admiración del mundo.

Cuando alzo la vista, miro a todos mis compañeros desplomarse, llorando con amargura. Así que comienzo a levantar a cada uno diciéndoles que estaba orgulloso. Muchos dijeron que cómo reaccioné tan rápido en medio de la tragedia, lo único que quería transmitirles a mis compañeros es que estaba orgulloso de ellos”.

A partir de ese momento, los que les preguntaron dónde estaba Paraguay, conocieron más del mundo tras un partido de futbol, “y gracias a eso, en Le Clapier, bautizaron una calle con el nombre de Paraguay ‘98”.

Y es que es verdad que Chilavert se sintió desubicado con la derrota, pero al mismo tiempo creía injusto que la imagen de Paraguay fuera la de quedarse tirados en el piso. Por eso, con todo el dolor retenido, levantó a los fornidos Carlos Gamarra, Celso Ayala o Roberto Acuña.

¿Llorar? En ese momento no, creo que no era trascendente. Lloré por la muerte de mi padre, lo sufrí, pero si uno da todo en el futbol, no hay por qué quejarse. Me sentía orgulloso de haber compartido ese momento con ellos”.

Y logra desmenuzar cuadro por cuadro lo sucedido en aquella maldita jugada para los paraguayos, creyendo que parte del error vino del técnico Carpeggiani.

No leyó el juego. Carlos Gamarra tenía el hombro lastimado y pudo haberlo cambiado por otro jugador. Vino el centro de Pires y Gamarra por el dolor no va al choque con Trezeguet y es cuando le baja el balón a Blanc para anotarnos, fue el único error del partido”, relata a la distancia, con el recuerdo fresco y contrapuesto en sentimiento.

Fuentes: Excelsior.

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