jueves, agosto 1

La sombra del ‘huachicol’ persigue a López Obrador

0
179

El Presidente ayudó a erradicar las tomas ilegales de los ductos de gasolina de Pemex, práctica conocida como “huachicol”; ahora, los ladrones y los cárteles tienen como objetivo el gas licuado de petróleo o GLP.

Cuatro meses después de asumir la Presidencia, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), subió a un podio en el Palacio Nacional de México y declaró la victoria contra las hordas de ladrones que habían estado desviando, durante años, millones de galones de gasolina al día de los oleoductos administrados por el Gobierno.

“Hemos logrado prácticamente desaparecer el robo de combustible”, proclamó el Presidente hace tres años. Se dio la vuelta para mirar un gráfico proyectado detrás de él y comenzó a recitar algunos números que corroboraban sus dichos. Bajo su mandato, dijo, el robo de combustible había disminuido en un 94 por ciento. Los galones robados se redujeron de 3.4 millones por día en noviembre de 2018 —el mes anterior a que AMLO asumiera el poder— a aproximadamente 200 mil en abril de 2019, lo que ahorró a la estatal Petróleos Mexicanos, o Pemex, miles de millones de dólares.

“Pero esto es una prueba”, dijo, “de que no se tolera la corrupción”.

Andrés Manuel López Obrador llegó a la presidencia con la promesa de erradicar los sobornos y la codicia que han plagado a México durante décadas. En el centro de su lucha, estaba poner fin al saqueo desenfrenado del combustible de Pemex.

Tomó medidas extremas, entre ellas cerrar cientos de kilómetros de oleoductos de Pemex para desalentar el robo, lo que generó escasez de gasolina en todo el país en enero de 2019. Las reabrió solo después de enviar a la Guardia Nacional y reclutar vigilancia militar, un esfuerzo que sigue vigente hasta hoy. Ordenó investigaciones sobre estaciones de gasolina sospechosas de irregularidades contables y canceló a los minoristas que no cumplían con los requisitos reglamentarios.

A primera vista, la disminución de los robos de gasolina en México parece la mayor victoria individual de AMLO hasta el momento en su lucha contra el crimen. Pero una visita a las calles de un grupo de municipios plagados de delincuencia en el centro de México, conocido como el Triángulo Rojo, muestra los límites del alcance de López Obrador.

En una calle tranquila de Tecamachalco, Puebla, un ladrón de combustible corpulento que viste jeans rotos y una camiseta empapada en sudor y al que se le conoce como “el Gordo”, sonríe mientras calcula las ganancias del día en su teléfono celular. “El Gordo” ganaba buen dinero robando y revendiendo gasolina. Pero cuando Pemex cortó los flujos de gasolina al Triángulo Rojo, comenzó a robar gas licuado de petróleo, elemento vital para los vendedores de comida en México y la fuente de calefacción para la mayoría de los hogares del país.

No fue difícil. Mientras los militares federales montan guardia en los ductos de gasolina y diésel, los mil 600 kilómetros de tuberías de GLP de México han quedado prácticamente desprotegidos. El esquema comienza con un soborno: le pagan a un trabajador de Pemex para que les avise a los ladrones, como “el Gordo”, cuando el GLP está fluyendo por un gasoducto y les indica dónde abrir las válvulas. Luego viene la parte peligrosa: desviar el gas, que a diferencia de la gasolina no se puede verter en un balde. Deben conectar con cuidado una manguera al ducto para canalizar el GLP a los cilindros. Debido a la naturaleza explosiva del combustible, los ladrones suelen ofrecer entrega a domicilio.

Aunque los robos de gasolina han disminuido en México en comparación con hace cuatro años, estos grifos ilegales de GLP han aumentado más de 100 por ciento entre 2018 y 2021. La cantidad de grifos descubiertos por Pemex totalizó 2 mil 402 el año pasado, frente a 215 en 2018, según datos de la compañía compilados por las asociaciones de GLP de México. Todavía es un mercado más pequeño que el de la gasolina ilegal, pero está creciendo exponencialmente. Pemex ahora está perdiendo alrededor de mil millones de dólares al año por los robos de GLP, aproximadamente un tercio de lo que estaba perdiendo por la gasolina robada antes de que el Presidente declarara la guerra a los ladrones de combustible, según los grupos comerciales.

Fuente: El Financiero

Leave a reply