martes, noviembre 26

La temporada de vacaciones en Yucatán causa daño a la ecología

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La industria turística en Yucatán ha crecido exponencialmente contribuyendo con el desarrollo económico del Estado y, en consecuencia, ha dejado algunas secuelas como la erosión de la playa, la sobreexplotación de espacios y recursos naturales, la generación y falta de disposición de la basura y la contaminación del manto acuífero, entre otras.

La falta de agua potable, fallas del suministro eléctrico y la pérdida de playas son hoy el trasfondo de una costa yucateca que ha cambiado paulatinamente en los últimos años y que sólo el año pasado, durante la temporada vacacional, acumuló más de cuatro toneladas de basura, producto del turismo en el área de Progreso y sus alrededores, lo que muestra el problema ambiental.

Diana Alejandra González Robelo, ingeniera ambiental y especialista en diagnóstico y gestión ambiental por la Universidad Veracruzana, maestra en ciencias ambientales por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) y profesora de la carrera de Ingeniería Ambiental de la Universidad Anáhuac Mayab, asegura que el impacto ambiental en la costa yucateca es mayor debido a la poca conciencia que existe en torno a los recursos naturales.

Hoy existen numerosos hoteles, clubes de playa, desarrollos habitacionales —muchos de ellos verticales— que han modificado el paisaje tradicional de la costa. Un crecimiento que, de paso, tiene implicaciones en el entorno natural y de las propias comunidades.

Con experiencia profesional en la industria privada, la industria química y de la construcción, así como en temas de cambio climático, gestión e impacto de los residuos, seguridad industrial, gestión y educación ambientales, la especialista destaca que el crecimiento en la zona está planteando nuevos retos y desafíos en lo que se refiere a la conservación y cuidado del medio ambiente.

“La costa de Yucatán vive un crecimiento que no sólo queda de manifiesto en el número de hoteles y construcciones que van surgiendo, sino también en la problemática de la erosión de la playa, la sobreexplotación de espacios y recursos naturales con fines turísticos, generación y disposición de la basura, contaminación del manto acuífero, falta de agua potable y fallas en el suministro eléctrico”, dice.

Impacto turístico

Explica que las personas que llegan a pasar la temporada a la costa no siempre son conscientes del impacto que tiene su presencia y cómo esta presencia debe ser llevada dentro de un espíritu de empatía y responsabilidad, de tal manera que los visitantes no sean el problema sino parte de la solución.

“Los visitantes no suelen tener conciencia de lo que implica para una comunidad que de repente llegue un flujo grande de familias a instalarse, de ahí la importancia de que todos asuman una responsabilidad en el manejo y disposición de los recursos disponibles y la infraestructura al alcance”, señala.

“Por ejemplo, me parece muy válido que las comunidades se organicen y ofrezcan experiencias para los visitantes, como pueden ser los paseos por el mangle, los recorridos en kayacs o visitar senderos rodeados de naturaleza”.

“Sin embargo, estas actividades deben estar bien planificadas y organizadas, de modo que una presencia considerable de visitantes tenga el menor impacto posible. Esto es posible evitando abrir caminos donde no los hay, respetando la flora y la fauna del lugar, limitar la presencia de las personas y gestionar que las actividades ahí realizadas no causen deterioro o estresen a la fauna. También contar con un estricto control de la basura y los desechos”, agrega.

La especialista pone como ejemplo la práctica del nado con snorkel.

“Los que realizan estas actividades suelen encontrar estrellas de mar a las que sacan de su elemento para convertirlas en objetos coleccionables, sin saber el daño que producen en el equilibrio ecológico”, lamenta.

Recursos

Como industria económica, el turismo genera recursos para los prestadores de bienes y servicios por temporada, pero también genera más tránsito vehicular, basura, consumo de agua potable, energía eléctrica, combustibles y alimentos.

Este aumento en las necesidades se ve afectado por el hecho de que la mayoría de las comunidades costeras y asentamientos a la orilla de la playa cuentan con una infraestructura muy básica de servicios, acorde al tamaño de la población y la dinámica social.

Como no están preparados para resistir un súbito incremento de la demanda en los volúmenes de agua, luz y otros insumos, se presenta la escasez o intermitencia en los diversos servicios.

A esto habría que añadir el impacto de la súbita presencia de tanta población con respecto a los espacios naturales y las actividades que en ellos se llevan al cabo.

“Hay muchos factores de contaminación y daño al medio ambiente que genera la presencia de visitantes en la costa, pero la basura sin duda es uno de los más preocupantes. La disposición de los desperdicios de aquellos productos que se consumen (envases y empaques), puede traer implicaciones muy graves más allá de lo que surge a simple vista”, comenta.

“La gente no es consciente de lo que una botella de plástico puede generar en el agua del litoral, no suelen entender que tirar un empaque al agua es un riesgo para las especies marinas”, dice.

“Mucho se habla hoy día de los microplásticos, elementos derivados de la paulatina destrucción de los empaques que se transforman en partículas microscópicas que al ser ingeridas por las especies marinas les causa un grave daño a su salud, provocándoles la muerte y con ello un desequilibrio ecológico”.

Además, la especialista recuerda que la generación excesiva de desechos también contamina el agua del subsuelo, aquella que se requiere para las actividades cotidianas y que suele escasear cuando la demanda supera a la disponibilidad.— Emanuel Rincón Becerra

Nota original aquí

Fuente: Diario de Yucatán

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