Las infecciones son “viajeras”
Luis Pizarro, director ejecutivo de Iniciativa Medicamentos para Enfermedades Desatendidas (DNDi) afirmó que la globalización de los males infecciosos ocasionada por la crisis climática y los flujos migratorios hará conciencia en los gobiernos sobre la necesidad de que inviertan más en investigación.
El chileno reconoció que la llegada de padecimientos tropicales a países del Norte como resultado del calentamiento global y la movilidad de la gente está cambiando el mapa de la salud pública universal, según dijo en Oviedo, donde mañana recogerá el Premio Princesa de Asturias de Cooperación Internacional 2023 en nombre de esa organización.
Pizarro apuntó que, por ejemplo, la desertificación ha supuesto la llegada a España del dengue, que puede convertirse en “una de las principales causas de trasplante cardíaco”.
La presencia de esos males será un problema aún mayor “si no se trabaja para encontrar un tratamiento”, indicó, y recordó que la crisis climática ha ocasionado también la llegada del mosquito tigre al Mediterráneo.
Consideró que esta situación “va a crear conciencia” en el mundo occidental sobre el tratamiento de este tipo de enfermedades, ya que no se puede pretender “vivir en una burbuja cuando el mundo está interconectado”, como se demostró con la pandemia de Covid-19.
En ese sentido, aseguró que “la infraestructura está lista para afrontar la llegada de una nueva pandemia”, si bien precisó que en la cooperación internacional tienen que intervenir todos los agentes, tanto científicos como autoridades y personas a nivel individual, tanto en el norte como en el sur del planeta.
Pizarro también admitió las dificultades que conlleva la realización de estudios clínicos en las partes más remotas del planeta.
La doctora Kavita Singh, que desde la India dirige la iniciativa en el sur de Asia, resaltó la importancia de los voluntarios que están conectados con la población rural para animarles a que comuniquen los síntomas que les producen los medicamentos.
Juliana Quintero, investigadora colombiana del Programa de Estudio y Control de Enfermedades Tropicales, subrayó la “aportación gigante” que ofrecen las personas que de forma voluntaria participan en ensayos de nuevos tratamientos para convencer a sus conocidos de que se traten con esos fármacos y olviden los antiguos, que en algunos casos llevan a la muerte.
El jurado del Premio Princesa de Asturias de Cooperación Internacional decidió concedérselo a esta organización sin fines de lucro por haber desarrollado en sus veinte años de historia numerosos medicamentos “eficaces”, “accesibles” y “asequibles” para dolencias que causan “graves estigmas sociales y millones de muertes al año”.
Entre las enfermedades en las que centra su trabajo, muchas de las cuales afectan especialmente a áreas tropicales, están la ceguera de los ríos o filariasis, la enfermedad del sueño, la leishmaniasis cutánea y visceral, la hepatitis C, la malaria, la meningitis criptocócica, el dengue, el VIH, el micetoma y, en los últimos años, el Covid-19.
Con más de doscientos socios en cuarenta países, la red fue fundada por Médicos sin Fronteras, la Organización Mundial de la Salud y otras cinco instituciones públicas y privadas de Brasil, Francia, India, Kenia y Malasia y desde su puesta en marcha ha logrado desarrollar doce tratamientos para seis enfermedades.
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Fuente: Diario de Yucatán